Comenzad a rezar por el derramamiento del Espíritu Santo desde el 26 de mayo hasta Pentecostés, el 4 de junio


 

Haga click aquí para ver el vídeo del mensaje de Pentecostés de 2013 (traducido al español)

Haga click aquí para: Pentecostés por el P. Rufus Pereira


 LECTURAS SUGERIDAS PARA LA PREPARACIÓN DE PENTECOSTÉS
Num 11: 24-30; 27: 12-23 
Jueces capítulos 15 y 16 
Sabíduría capítulos 7 y 8 
Ezequiel capítulos 2 y 3; 11: 14-21; 36: 23-32; 37: 1-14; 47: 1-12 
Is 11: 1-9; 44: 1-5 
Joel 3: 1-5 
Salmo 51 y 91 
Lucas 3: 15-22; 4: 18-19; 11: 14-26; 12: 10-12; 24: 44-49 
Juan 3: 1-21; 7: 37-39; 4: 1-42; 14: 16-31; 15: 26-27; 16: 8-15 
Romanos capítulo 8 
I Corintios capítulos 12 y 14 
Efesios capítulo 5

Leed uno de los pasajes de la Biblia de los citados arriba, y si es posible junto con el Salmo 51, después rezad el tercer Misterio Glorioso de Santísimo Rosario (la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles) pidiendo la intercesión de nuestra Madre María y rezando la siguiente oración:
 

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Dios, Espíritu Santo,
Tercera persona de la Santísima Trinidad, 
amor del Padre y del Hijo,
agua viva que llena todo corazón
con paz y alegría,
fuerza que viene a habilitar a todos
para ser más fuertes y poderosos,
me doy completamente a Ti
para que puedas venir y entrar en mí
y tomar completamente posesión de mi vida,
dame fuerza y gracia para vivir
una auténtica vida cristiana
según la Santa Voluntad de Dios.

Te consagro ahora y siempre,
mi corazón, mi intelecto y mi voluntad,
mis pensamientos y deseos,
mis planes y caminos,
mis palabras y obras
con toda mi alma y cuerpo y
Te pido que conduzcas mi vida con Tus
virtudes, dones y carismas.

Te abro completamente mi corazón 
para que puedas entrar en él libremente
y hallar morada en mí.

(Detenéos un momento y rezad silenciosamente unos pocos minutos, experimentando el llenado del Espíritu Santo 
y comenzad a alabar y dar gracias a Dios por el don del Espíritu Santo. Debéis sentir que el Espíritu ya ha poseído vuestra vida).

Te doy gracias, Espíritu Santo,
por haber venido a mí como una persona
para guiarme y conducirme,
como una fuerza y gracia para
fortalecerme siempre.
¡¡Gracias Padre, gracias Jesús, gracias Espíritu Santo!!
 

Leed el Salmo 91 o cantad una canción de acción de gracias.

 

¡ESPERAD AL ESPIRITU SANTO!









Desde siempre, Dios en Su amor decidió dar una porción de Su Espíritu a los hombres para que sean Sus hijos y herederos, para que se formen ellos mismos para ser pueblo especial de Su propiedad.

“Después de esto Yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres. Vuestro hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños, vuestros jóvenes tendrán visiones, hasta en los esclavos y esclavas derramaré mi espíritu aquellos días. Y obraré maravillas en el cielo y en la tierra,...” (Joel 3:1-3a; Hech 2:17 –19a).

“Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque no recibisteis el espíritu de la esclavitud para recaer de nuevo en el temor, sino que recibisteis el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar “¡Abba!, ¡Padre!”. El mismo Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos de Dios, somos también herederos : herederos de Dios, coherederos con Cristo,...” (Rom 8:14-17a).

“Vosotros, por el contrario, sois linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su propiedad, para anunciar las grandezas del que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa; los que en un tiempo no  erais hijos de Dios, ahora habéis venido  a ser pueblo suyo; habéis conseguido misericordia los que en otro tiempo estabais excluidos de ella.” (1 Ped. 2:9,10).

Esto se ha cumplido cuando Jesús envió Su Espíritu por primera vez a los apóstoles, después a la Iglesia en Jerusalén, Samaría y Efeso, y a todos los individuos, gentes y naciones.

“Después sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo’” (Jn 20:22).

“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa en donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse”. (Hech 2: 1-4).

Pedro y Pablo fueron a Samaría para rezar sobre los creyentes por el don del Espíritu Santo. “Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.” (Hech. 8:17).

Cuando Pablo llegó a Efeso, encontró creyentes que no conocían al Espíritu Santo, y les instruyó sobre el Espíritu Santo: “Cuando Pablo les impuso las manos, descendió sobre ellos el el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar”. (Hech. 19:6).

En la conversión de Saulo, Ananías entró en su casa, y le impusieron las manos y rezó: “Saulo, hermano mío, vengo de parte de Jesús, el Señor, el que se te apareció por el camino por el que venías, para que recobres la vista y quedes lleno del el Espíritu Santo”. (Hech 9:17).

“Todavía estaba hablando Pedro cuando , cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras”. (Hech. 10:44).

También hoy, individuos, familias, sociedades y naciones necesitan recibir el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el aliento de cada cristiano para vivir una vida santa, verdadera y auténtica según la voluntad de Dios guardando Sus estatutos y mandamientos. El Espíritu Santo confiere al corazón del creyente una naturaleza para amar a Dios guardando Sus mandamientos.

“Les daré un sólo corazón e infundiré en ellos un espíritu nuevo, quitaré de su pecho el corazón de carne para que caminen conforme a mis leyes, guarden mis preceptos y los pongan en práctica. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios” (Ez. 11:19-20). Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón” (Heb. 8:10).

Cada cristiano recibe el don del Espíritu Santo en su vida por medio del bautismo en la Iglesia, el cuerpo de Cristo. Ahora, quienes estén bautizados deberían preguntarse a sí mismos las siguientes cuestiones para descubrir si están o no en el Espíritu Santo:

a) ¿Has perdido la presencia y la experiencia de Dios perdiendo el Espíritu a causa de pecados graves?. (Salmo 51:13).

b) ¿Has afligido al Espíritu Santo con tu comportamiento falto de amor? (Ef. 4:30).

c) ¿Has enfriado al Espíritu Santo no recibiendo los sacramentos de la Iglesia? (I Tes. 5:19)

d) ¿Te has opuesto al Espíritu Santo no sometiéndote a Su acciones y funciones provenientes de la Palabra de Dios a causa de tu arrogancia, fariseísmo y actitud orgullosa? (Hech. 7:51)

e) ¿Engañas al Espíritu Santo con una vida fraudulenta? (Hech 5: 3-9)

f) ¿Te conducen los deseos de la carne o del mundo, o es el Espíritu Santo? (Gal 5:16-17)

g) ¿Estás interesado en las cosas de la carne o estás interesado en las cosas del Espíritu? (Rom. 8: 5-6)

h) ¿Habías comenzado una vida en el Espíritu y ahora has acabado en la carne? (Gal 3: 3).
 
 

Si has perdido el Espíritu, enfriado al Espíritu, opuesto al Espíritu, engañado al Espíritu y ahora vives en pecado según la carne y el mundo, este es el momento para que acudas al Señor Jesús (la Iglesia) con una buena confesión. Jesús perdonará tus pecados y te recibirá con amor en Sus brazos y te llenará de nuevo con Su Espíritu.

“Amén, Amén, te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, lo que nace de la carne es carne y lo que nace del Espíritu es espíritu.” (Jn 3: 5-6).

“Porque el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14:17).

“No rechazaré a nadie que no se acerque a mí” (Jn 6:37).

“El que tenga sed, que venga a mí y beba”. (Jn 7:37)

“Yo pediré al Padre que os mande otro defensor que esté siempre con vosotros” (Juan 14: 16-17).

“En pocos días, vais a ser bautizados con el Espíritu Santo” (Hech 1:5). “Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros para que seáis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta los confines de la tierra”. (Hech. 1:8)

(Durante estos días de la Novena o del tridium podéis pasar más tiempo en oración, ansiando y pidiendo el Espíritu Santo y leyendo textos sobre el Espíritu Santo en la Sagrada Biblia. Si es posible, intenta leer libros sobre el Espíritu Santo para llegar a saber más sobre el Espíritu Santo. Antes de hacer una buena confesión, intenta reconciliarte con todos y restablecer las relaciones interrumpidas. Durante estos días haz un esfuerzo para acudir diariamente a la Santa Misa y recibir la Sagrada Comunión. El ayuno y la mortificación harán vuestra plegaria doblemente efectiva y meritoria. Si es posible, da una parte de tu dinero o de tus ingresos para los pobres o para obras de evangelización.)
 
 

VIDA EN LA CARNE Y EN EL ESPIRITU SANTO









Una vida sin el Espíritu Santo:

Está vacía y anulada en la desesperación y en la tristeza

Está enojada y agitada por las tentaciones y apegos

Es débil desesperada en la carne con la atadura del pecado

Está rota y herida por la cólera y por el no perdonar

Está en la esclavitud de la lujuria y de las pasiones que se suceden

Está en la oscuridad y ciega sin conocer el camino adecuado

Está en la perversidad, licenciosidad e inmoralidad

Es una vida golpeada con dolores y enfermedades

Es una vida en la que Cristo es sólo un pasado histórico

Es una vida en la que el Evangelio y la Palabra de Dios están velados

Es una vida en la que las leyes y los mandamientos no tienen significado y son ordinarios

Es una vida en la que la Iglesia es una mera institución secular

Es una vida en la que la oración y la liturgia están muertas

Es una vida en la que la virtud y la santidad son una estupidez

Es una vida en la que los deberes y responsabilidades son una carga pesada

Es una vida en la que los ministros y las misiones son meras profesiones.
 
 

Mientras que una vida en el Espíritu Santo:
 
 

Tiene significado y vale la pena vivirla

Es desafiante y vibrante

Es una vida con Jesucristo, Emmanuel, Dios con nosotros.

Es una vida en el Reino de Dios

Es una vida en la que se es conducido por el Camino, la Verdad y la Vida

Es una vida de paz, alegría y consolación

Es una vida de santidad según la voluntad de Dios

Es una vida auténtica y verídica

Es una vida en la Iglesia madre que cuida

Es una vida en la que la autoridad y los mandamientos se vuelven fáciles

Es una vida en la que lo pesado se vuelve ligero y los yugos cómodos

Es una vida en la que la oración y los sacramentos se convierten en parte y en envoltorio de vida

Es una vida en la que se escucha la voz de Dios en las Sagradas Escrituras

Es una vida en la que se encuentra respuesta a todos los problemas

Es una vida en la que se encuentra el toque sanador del Maestro Divino

Es una vida en la que el alma se abrasa por amor a Dios y a los demás

Es una vida testimoniando a Jesucristo siempre y en todas partes

Es una vida que trae a los vecinos sedientos al agua vida

Es una vida que se consume por Jesús y por Su Reino

Es una vida que encuentra asiento en el banquete eterno
 

Autor. P. James Manjackal
 
 

Radio Vaticana 06.05.2013. El Espíritu Santo es nuestro amigo y compañero de camino que nos dice dónde está Jesús; este ha sido el resumen de la homilía que el Papa Francisco ha pronunciado esta mañana en la Misa que ha celebrado en la Domus Santa Marta, en Vaticano. Ha señalado también la importancia que tiene el examen de conciencia en la vida de todo cristiano. Estaban presentes algunos dependientes de la Fabbrica di San Pietro, el cardenal presidente Angelo Comastri y mons. Pablo Colino, prefecto de la Capilla musical, que han concelebrado con el Santo Padre.

 Una homilía toda centrada en el Espíritu Santo que es “propio de Dios, la Persona Dios, que da testimonio de Jesucristo en nosotros”. El Papa señaló la protección del Espíritu Santo que “Jesús llama Paráclito”, “es decir el que nos defiende”, que “está siempre a nuestro lado para sostenernos”: “La vida cristiana no se puede entender sin la presencia del Espíritu Santo: no sería cristiana. Sería una vida religiosa, pagana, piadosa, que cree en Dios, pero sin la vitalidad que Jesús quiere para sus discípulos. Y lo que le da la vitalidad es el Espíritu Santo, presente”.

El Espíritu “da testimonio” de Jesús –destaca el Papa- “para que nosotros podamos darlo a los demás”.

“En la primera lectura hay una cosa bella: la mujer que escuchaba Pablo, que se llamaba Lidia. Se dice de ella que el Señor le abrió el corazón para que recibiese las palabras de Pablo. Esto lo hace el Espíritu Santo: nos abre el corazón para conocer a Jesús. Sin Él no podeos conocer a Jesús. Nos prepara al encuentro con Jesús. Nos hace ir por el camino de Jesús. El Espíritu Santo actúa en nosotros durante toda el día, durante toda nuestra vida, como testigo que nos dice dónde está Jesús”.

El Papa nos ha vuelto a llamar a la oración, como vía para tener “en todo momento”, la gracia de “la fecundidad de la Pascua”. Una riqueza posible –ha dicho- gracias al Espíritu Santo. Ha hablado también “del examen de conciencia”, “que los cristianos hacen sobre la jornada que han vivido”, “un ejercicio” que “nos hace bien –ha afirmado- porque es tomar conciencia de lo que el Señor ha hecho en nuestro corazón”.

“Pidamos la gracia de acostumbrarnos a la presencia de este compañero de camino, el Espíritu Santo, de este testigo de Jesús que nos dice dónde está Él, cómo encontrarlo, qué nos dice Jesús. Tened una cierta familiaridad: es un amigo, Jesús lo ha dicho: ‘No, no te dejo solo, te dejo a Éste’. Jesús nos lo deja como amigo. Tengamos la costumbre de preguntarnos, antes de que termine la jornada: ‘¿Qué ha hecho hoy el Espíritu Santo en mí? ¿Qué testimonio de ha dado? ¿Cómo me ha hablado? ¿Qué me ha sugerido?’ Porque es una presencia divina que nos ayuda a ir hacia delante en nuestra vida de cristianos. Pidamos esta gracia hoy. Esto hará que, como lo hemos pedido en la oración, que en todo momento tengamos presente la fecundidad de la Pascua. Así sea.”


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