MENSAJE X – Fiesta de “Todos los Santos”  y  de “Los Fieles Difuntos” Música

“HACED SANTOS A VUESTROS PADRES”

Así dice el Señor vuestro Dios: “Hijos Míos, vuestras oraciones y actos de penitencia en el mes de noviembre expresan vuestra fe en la comunión de los santos – vuestra fraternidad en la tierra con todos aquellos que están el cielo y los que están en el purgatorio padeciendo el dolor del fuego purificador para unirse a la comunidad de los que están bendecidos en el cielo. Todo lo que hagáis por las almas del Purgatorio me es grato y les hará merecer el cielo. Sed generosos en vuestra oración, penitencia, ofreciendo misas y obras de caridad.

Quizá, algunos de vuestros padres, abuelos, antepasados o parientes estén pasando por el sufrimiento de la purificación, y si los amáis, podéis salvarlos y hacerlos santos en el cielo. Y cuando alcancen el cielo con gran gratitud por lo que habéis hecho por ellos, junto con los otros santos, intercederán por vosotros, por vuestra familia y por vuestras necesidades. Cuando veo que eleváis vuestro corazón y vuestras manos hacia mi pidiendo perdón por vuestros pecados, orando con ayuno, ayudando a favor de los pobres y ofreciendo por ellos la Santa Misa, estoy enormemente complacido por vuestro amor sincero y os mostraré mi misericordia insondable hacia ellos, salvándolos y perdonándoles todos sus pecados y eliminando los castigos temporales por sus pecados. Es vuestro deber, hijos míos, salvarlos ya que estáis emparentados con ellos en la sangre y habéis recibido muchas bendiciones a través de ellos tanto espirituales como físicas.

¡No penséis que el cielo está lleno sólo con los santos que han sido beatificados y canonizados!. La iglesia o bien beatifica o canoniza sólo a algunos pocos para ponerlos como ejemplo para vosotros, para que imitéis su estilo de vida en la medida en que ellos siguieron mis mandamientos y mis enseñanzas que fueron dadas por Jesús, mi hijo bienamado. Dado que ellos me son muy cercanos en santidad, sus oraciones por vosotros son meritorias y poderosas. Ellos probaron su santidad de una manera heroica mientras estaban en la tierra padeciendo muchas pruebas y sacrificios, llevando a cabo una gran lucha con Satanás, el enemigo, el mundo y los deseos de la carne. Pero hay una amplia mayoría de santos en el cielo que no han sido canonizados por la iglesia y se cuentan por miles de millones. Quizá, alguno de vuestros padres, antepasados o parientes más cercanos estén entre ellos. Podéis rezar por ellos, por todas sus necesidades. Los santos que os son conocidos y que os son más cercanos rezarán más por vosotros y por vuestras necesidades porque ellos os conocen mucho más íntimamente que los demás.

No solamente durante este mes sino siempre, podéis tener una devoción por los santos del cielo y por los futuros santos que están en el Purgatorio. Debéis saber que vuestras obras de caridad y los trabajos de evangelización pueden crear para vosotros tesoros en el cielo y para aquellos a los que queréis. Por tanto, este es mi consejo para todos vosotros, haced que vuestros padres, antepasados y parientes sean santos en el cielo y haciendo esto, vosotros y vuestra familia, seréis aliviados de las maldiciones y de las consecuencias negativas de vuestro pecado; y cuando termine vuestra vida, aquí en la tierra, un grupo amoroso de santos a quienes vosotros salvasteis os recibirá en el cielo con alegría para presentaros a mi y a mi Hijo a través del Espíritu Santo.

Alegraos, hijos míos, mi voluntad es que todos vosotros seáis santos en el cielo. Ahora en esta vida mundana y laberíntica, vivid una vida heroica de santidad, aceptando los desafíos y no cediendo nunca a las tácticas de Satanás, pero manteniendo siempre vuestro espíritu, alma y cuerpo enteramente irreprochables. No tengáis miedo, estoy con vosotros a través de mi Hijo en el Espíritu Santo hasta el fin del mundo.”
Leed: 

Ex 20:12 
Tob 4: 11; 12: 9 
Prov 22: 9; 28: 13-14 
Sir 3: 1-16; 7: 27-28, 33-36; 11: 28; 17: 22; 29: 9; 38: 16-22; 40: 17-24; 41: 1-4 
II Mac 12: 38-46 
Mt: 5: 8; 6: 19-20, 33; 10: 32-33; 18: 3-9; 19: 21-24; 25: 40 
Mc 8: 34-38; 10: 29-30; 12: 43-44 
Lc 3: 10-14; 9: 23-27; 12: 16-21; 13: 24; 21: 34-38 
Jn 6: 44, 54-58; 10: 27-30; 12: 44-50; 14: 21-24 
Hech 7: 59-60; 14: 22; 17: 28-31; 26: 16-18 
Rom 3: 21-26; 4: 7-8; 5: 15-21; 6: 2-11; 8: 1 
I Cor 6: 11; 15: 20-58; 16: 1-3 
II Cor 3: 16-18; 4: 16-18; 5: 15 
Gal 2: 20; 5: 24 
Ef 2: 19-22; 6: 18-19 
Fil 3: 8-11 
Col 1: 24; 3: 1-4 
I Tes 4: 3-8; 5: 23 
II Tes 1: 5-10 
I Tim 6: 14-16 
II Tim 4: 6-8 
Heb 7: 26-28; 8: 1-6; 9: 11-28; 10: 5-18; 12: 14 
Sant 5: 19-20 
I Ped 2: 9; 3: 13-17; 4: 7-8 
II Ped 3: 1-10 
I Jn 3: 19- 24; 4: 16-17; 5: 11-12, 16-17 
III Jn 1: 11 
Ap 7: 1-17; 21: 1-27; 22: 12-21


MENSAJE VIII – Fiesta de la Asunción – 15 de agostoMúsica

“GLORIFICAD AL SEÑOR EN VUESTRO CUERPO”

Así dice el Señor tu Dios: “Hijos míos, aunque vuestro cuerpo haya sido modelado con el barro de la tierra, os convertisteis en seres humanos solamente cuando Yo insuflé mi Espíritu en vosotros. Debéis saber que vuestra vida está sellada para el día de la redención a través de mi Espíritu. Mi naturaleza divina está actuando en vuestro cuerpo mediante mi Espíritu; por tanto mediante vuestro cuerpo y vuestras acciones corporales podéis irradiar mi vida y mi amor sobre todos aquellos que viven a vuestro alrededor. Debéis proteger vuestro cuerpo de todo pecado y mantenerlo santo hasta el día de vuestro juicio”.

Vosotros, Cristianos, debéis saber que vuestro cuerpo ha sido ungido de una forma especial por mi Espíritu Santo en el día de vuestro bautismo, y así vuestro cuerpo se convirtió en mi templo santo mediante la presencia viviente del mismo Espíritu que os da una experiencia de mi presencia permanente junto con mi hijo Jesús. Desde que el hombre me desobedeció y se alejó de mi reino, deseé construir un templo en la tierra, no construido con acero y argamasa sino con el cuerpo de Jesús, mi hijo bienamado y con todos los que se han hecho uno con El a través de Su cuerpo. Por tanto, cada uno de vosotros individualmente y juntos como iglesia, la hermandad de todos los que son salvados por la sangre de mi hijo constituye mi templo sobre la tierra. Vuestra entrega diaria de vuestro cuerpo santo es la mejor alabanza que podéis darme.

 Mediante el bautismo y los demás sacramentos vivís en mi hijo Cristo, y vuestro cuerpo con todas sus partes son partes del cuerpo resucitado del mismo Cristo y miembros del cuerpo místico que es la iglesia. Sólo si vuestro cuerpo permanece en Cristo a través de la gracia, sois cristianos auténticos; sino sois como una rama que se corta del árbol.

En vuestra vida pasada de pecado, ofrecisteis vuestro cuerpo con todas sus partes al pecado y de esa forma estabais bajo el dominio de Satanás, el enemigo de vuestra vida. Ahora como hijos míos bieanamados ofreced vuestro cuerpo con todas sus partes a la gracia, el poder de mi Espíritu y así estaréis bajo el reinado de mi reino como mis santos y auténticos herederos de Dios y coherederos con Cristo. Por tanto no deberíais entregar vuestro cuerpo a los pecados de la inmoralidad  como la masturbación, uniones del mismo sexo, fornicación, adulterio, bestialidad, pornografía y a todos los vicios antinaturales y perversiones como la gente de Sodoma y Gomorra que padecieron el severo castigo del fuego eterno.

 Tenéis que saber que in día vuestro cuerpo resucitará de nuevo para pedir el cielo o el infierno como recompensa a las obras de vuestro cuerpo. Los testimonios vivos de todos los santos que están en el cielo son la esperanza para vuestra eterna después de la muerte. María, la madre de Jesús,  mi muy bienamada hija que está en el cielo en cuerpo y  alma, es un ejemplo maravilloso para vosotros para mantener vuestro cuerpo puro e inmaculado hasta vuestro último día. Deseo que toda la  humanidad sea una y santa a través del cuerpo encarnado de Cristo, mi hijo y mediante la iglesia en donde continúan Su vida terrenal y su obra de salvación.”
Leed: 

Gen 2: 7 
II Sam 17: 8-13
Jn 2: 14-22; 14: 20; 15: 1-6 
Hech 17: 24 
Rom 8: 16-17; 12:1 
I Cor 3: 16-17; 6: 15-20; 12: 12-27; 15: 12-28, 36-49
Gal 4: 6-7 
Ef 2: 19-22; 4: 30
Col 1: 18 
I Tes 5: 25
II Ped 1: 4, 18-19
Judas 1: 7 
Ap 22: 12 


MENSAJE VII – Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo Música

“AMAD A VUESTRO DIOS MEDIANTE LA OBEDIENCIA Y LA OBSERVANCIA DE LA LEY”

Así dice el Señor: “Hijos míos, antes de crearos a mi imagen y semejanza, creé todo el universo con miles de millones de estrellas y planetas y de una forma muy especial la tierra, con toda su vegetación, animales, pájaros y peces con unas buenas condiciones meteorológicas para que pudierais vivir de forma confortable y segura teniendo el derecho de usarlo todo para vuestro beneficio. Pero yo quería que me pertenecierais amándome y alabándome guardando los mandamientos y las leyes. Pero vuestros antepasados fracasaron y rompieron el mandato que les había dado de no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Vivieron  según la lujuria y los deseos de la carne y en mi cólera les castigué y destruí toda la  tierra excepto a la familia de Noé que vivió de forma recta según mis mandamientos.

Cuando otra vez el pecado se incrementó en el mundo quebrando mis mandamientos y leyes Yo llamé y seleccioné a los israelitas como mi pueblo elegido, un pueblo sagrado para mí. Les di los mandamientos para probar su amor hacia mí. También quería demostrar la santidad de mi nombre profanado entre las naciones mediante la vida en santidad de mi pueblo Israel. Prometí darles un nuevo corazón y un nuevo Espíritu para que vivieran según ms mandamientos y leyes. Pero ellos desobedecieron y afligieron mi corazón. Así que enviando a Jesús, mi Hijo unigénito renové mi alianza con toda la humanidad; y todos los que creyeron, amaron, y decidieron seguirle cumpliendo mis leyes y mandamientos se convirtieron en un una raza elegida, una nación santa y mi pueblo propio. Ellos no abolieron las leyes y los mandamientos sino que los cumplieron. Todos los que Le aman me aman también a mí porque El y Yo somos uno.

Hijos míos, guardando los mandamientos y haciendo lo que yo os he dicho es como permaneceréis en mi amor. Cuando vivís vuestra vida de esta manera, mi Hijo y Yo acudimos a morar en vuestra vida y encontraréis un significado a vuestra vida porque se que en vuestro corazón hay una gran sed interior de mí; y a no ser y hasta que vuestro corazón  me encuentre y experimente mi amor no tendréis descanso en vuestra vida.+ Pero hoy cuando contemplo a mi pueblo veo que muy pocos de vosotros me ama y me alaba observando mis mandamientos y leyes. La vida pecaminosa de la humanidad poluciona toda la tierra y mi nombre santo se vilipendia entre los gentiles. La tierra y el universo están perdiendo el significado de su existencia ya que los creé para que fuéseis una humanidad que me amara y que guardase mis mandamientos.

Se que contáis demasiado con mi amor y compasión pero deberíais saber que en mi hay un enojo como el de un padre que se aflige por sus hijos cuando se extravían. Estoy triste por la legalización de las uniones homosexuales, el sexo prematrimonial, el divorcio, el aborto, la eutanasia  y por la vasta difusión del materialismo, el relativismo y el secularismo en todos los niveles de vida, los cuales son contrarios a mis leyes y mandamientos que os he dado para vuestro bien y vuestra vida moral honrada. Estoy afligido grandemente por aquellos que viven sin ningún principio de vida ético o moral. Sólo veo a unas pocas personas que me buscan y tratan de encontrarme en su vida con una devoción y amor auténticos. Estaré con ellos dándoles todas mis bendiciones. Un incremento del número de gente buena en el mundo será la salvación del mundo entero.

Estoy permitiendo ahora las calamidades naturales y las catástrofes para mostraros que yo soy el Señor del universo y de la tierra y de todas las cosas que existen en la tierra, tanto seres animados como inanimados. Muchos de vosotros habéis perdido el sentido espiritual de ver mi mano detrás de todos los eventos de la tierra y de esa forma estáis interpretando de una forma material todos los signos de los tiempos. Os estoy dando tiempo para arrepentiros y para volver a mí, hijos míos. No deseo vuestra destrucción sino que por vuestra desobediencia y rebelión hacia mis leyes y mandamientos traéis vuestra destrucción sobre vosotros mismos. Contemplad, como un Padre espero a que volváis para que podáis tener una vida feliz y próspera sobre la tierra que no podéis tener sin mí y mi amor. hijos míos, amadme con vuestra obediencia a las leyes y mandamientos; la tierra y todas las cosas sobre ella os pertenecen y Yo estaré siempre con vosotros.”
Leed:

Gen 1: 24-31; 2: 15-17; 6: 5-11; 7: 1-3
Deut 26: 16-19
Sal 43: 1-3; 63: 1-4
Sab 6: 24
Sir 5: 6-7
Is 24: 5-6
Ez 18: 21-23; 36: 23-28
Jer 2: 13; 17: 5
Mt 5: 17-20, 32; 6: 24-34; 16: 2-3; 19: 6
Mc 7: 6-9; 8: 36-38; 13: 28-31
Lc 12: 54-56; 13: 1-9; 15: 20
Jn 3: 16; 10: 30; 14: 15, 23; 15: 10
Hech 3: 19-21; 17: 26-27
Rom 2: 23-24; 7: 7-12
I Cor 5: 9-13; 6: 15-20; 7: 10-11
Gal 5: 16-21
Ef 5: 3-5
Col 3: 5-11
I Ped 2: 9
I Jn 1: 5-10; 5: 3



MENSAJE VI – Pentecostés 2010 Música

“CONQUISTAD EL MUNDO CON MI ESPIRITU"

Así dice el Señor: "Queridos y bienamados amigos, deberíais saber que  los tres enemigos del mundo, el mundo, la carne y el demonio, están tratando de destruir vuestra vida continuamente. No quiero que muráis en vuestro pecado por las actuaciones de estos enemigos, sino que quiero que estéis vivos con poder en este mundo venciendo a estos tres enemigos con el Espíritu; y quiero que al final estéis sentados conmigo con todas las prerrogativas y privilegios que tengo con mi Padre en el cielo, que es vuestra tierra para vivir porque vosotros sois también Sus hijos y herederos mediante el mismo Espíritu que yo he recibido de El.

El Espíritu que mi Padre y Yo os enviamos da vida a vuestro cuerpo mortal para que podáis resucitar conmigo  para vivir una vida según los deseos del Espíritu Santo crucificando vuestro viejo yo con todas sus pasiones y deseos. Cuando conserváis al Espíritu Santo vivo y dinámico en vuestra vida a través de la oración y de la vida sacramental, podéis seguramente matar las obras y deseos de la carne  la cual os aleja de mi Reino. y por tanto seréis gloriosos, triunfantes y victoriosos en vuestra vida cristiana.

El Espíritu Santo a quién recibisteis en vuestro bautismo y después alimentado y fortalecido por la recepción de otros sacramentos y oraciones, es tan poderoso que con El recibís el poder para derrotar todos los asaltos de Satanás, el enemigo que viene a vosotros con todas las tentaciones para pecar mediante sus tácticas de engaño y astucias. Os ha sido dado poder a través del Espíritu Santo para ordenarle que se vaya a Satanás y a toda su fuerza; y debéis usar siempre ese carisma en vuestra vida, porque Satanás vuestro enemigo está merodeando en la tierra y patrullándola para atraparos para su reino.

Por el poder del Espíritu Santo debéis vencer toda lujuria sensual, la codicia por el dinero y la riqueza, el deseo de ser pretencioso ante el mundo con cabellos trenzados, perlas relucientes, oro plata y vestidos costosos, esperando el aplauso y el aprecio en público por todo o cualquier cosa y anhelando comprar y acumular cualquier cosa que encante o seduzca a los ojos porque todos ellos son del mundo. Aunque vivís en este mundo, debéis saber que no pertenecéis a este mundo sino que pertenecéis a mí y a mi reino mediante el Espíritu Santo que mora en vosotros. Habéis resucitado conmigo mediante el Espíritu Santo que mora en vosotros y deberíais pretender las cosas de lo alto, espirituales y celestiales. Sabiendo que vuestro cuerpo es templo vivo del Espíritu Santo, debéis ofrecer vuestro cuerpo a Dios como un sacrificio vivo, santo y que Le sea agradable. Esta es la verdadera alabanza espiritual, alabanza en espíritu y en verdad, la que se espera de vosotros. Tenéis que ofrecer cada parte de vuestro cuerpo para que sea santificado, entonces el pecado no reinará sobre vuestro cuerpo sino que mediante la gracia el poder de mi Espíritu, viviréis una vida en santidad alegría y paz en vuestro corazón.

Mi Espíritu que mora en vosotros os ayuda en todas vuestras debilidades, así que ya no seréis más débiles, sino fuertes incluso para conquistar el mundo y todas sus tendencias. Mis queridos amigos, abrid completamente vuestro corazón a mi Espíritu que he vertido sobre los que creen en mi y deciden seguirme y ser conducidos por Su gracia  y poder. A través de los frutos que produce el Espíritu Santo podréis ser verdaderamente mis hermanos y hermanas con mi carácter; y a través de los siete dones se os otorgará poder para ser siempre cristianos discerniendo la voluntad de Dios con Su sabiduría y lo haréis con Su valor; y a través de los diferentes carismas seréis equipados para ser mis testigos en mi reino mediante varios ministerios y así mi reino, un reino de justicia, paz y alegría reinará sobre la tierra. Mirad, hago todo nuevo a través de Mi Espíritu.
Leed: 

Mt 10: 8, 28; 12: 33-37 
Mc 16: 17 
Lc 10: 18-19 
Jn 4: 23; 14: 16-26; 16: 8-15; 17: 11-24 
Hech 2: 1-4, 38; 4: 30-31; 5: 32; 6: 10; 7: 55 
Rom 8: 11; 2: 13, 26; 12: 1-2; 14: 17 
I Cor 3: 16- 17; 6: 15-20; 12: 1-11 
Gal 4: 6-7; 5: 16-17 
Ef 2: 19; 4: 22-24; 6: 10-12 
Fil 3: 3, 20 
Col 3: 1-4 
I Tim 2: 9-10 
II Tim 1: 6-7 
I Ped 3: 2-4; 5: 8-9 
I Jn 2: 15-17; 5: 4-5 
Ap 21: 5 


MENSAJE V – Jueves Santo, 1 de abril de 2010 Música

“VELAD Y ORAD PARA NO CAER EN TENTACIÓN”

Así dice el Señor Jesús: “Pueblo mío, mi corazón, más que nunca antes, está afligido por los insultos y calumnias vertidos sobre mi cuerpo, la iglesia –el pilar y el fundamento de la verdad – por mucha gente a través de la televisión, internet, periódicos y otros medios de comunicación. Es cierto que algunos pocos de mis sacerdotes en la tierra, de quienes se esperaba que irradiaran la santidad sobre los demás,  han pecado de forma inmoral especialmente maltratando y abusando a niños. Pero mi Vicario y representante en la tierra, el Papa, está manejando estos casos con diligencia y prudencia castigando incluso a aquellos que son culpables sin ocultar la verdad. Amigos míos, los que me aman a mí y a mi iglesia, rezad conmigo para que la iglesia salga victoriosa y triunfante después de esta aflicción y  sufrimiento temporal. Este es un tiempo de purificación para la iglesia.

La suciedad y la inmoralidad que ha lanzado una sombra oscura sobre mi iglesia es muy pequeña comparada con el océano de obscenidad inmoral que está extendida hoy en la humanidad. Bajo el peso del los pecados de inmoralidad en el que está sumido el mundo, la gente vive en una sociedad permisiva en la que se han perdido todos los valores y principios morales y la integridad y dignidad humana. Se abusa de la libertad como una licencia para hacer todo aquello que a uno le guste especialmente para satisfacer el deseo sexual. No hay diferencia entre lo limpio y lo sucio, entre lo sacro y lo profano. Mi corazón está muy herido por el incremento de la pornografía y de la obscenidad, expuesta y exhibida a través de varios medios de comunicación como internet, móviles, televisión, revistas, periódicos, etc. mediante los cuales millones y millones de personas son llevadas por el mal camino a la impureza sexual y a actitudes licenciosas como la masturbación, la fornicación, el adulterio, el incesto o las violaciones y vejaciones sexuales. Hoy el sexo y la sexualidad son ofertados y vendidos como cualquier otro objeto comercial incluso a través de móviles de internet. Las “call girls” y las prostitutas se exponen en las calles de las ciudades occidentales con ojos de deseo como perros hambrientos de un trozo de carne. La gente de los países prósperos y ricos se va a países pobres en busca de niños para abusar de ellos en hoteles y moteles. Cada día en occidente decenas de miles de personas acuden en cada rincón y esquinas de las ciudades a números de sexo obscenos y a tiendas eróticas.

Se que mis sacerdotes y predicadores del Evangelio, reprochan, reprenden y corrigen a aquellos que viven en la inmoralidad y en el pecado, y les llaman a una vida de santidad que irrita y molesta a los que están sumidos en el pecado y les calumnian y difaman tanto a ellos como a mi iglesia. Repito mi oración por ellos en el Calvario: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.  Derramé lágrimas de sangre por esta gente que muere en el pecado de inmoralidad que lleva su alma a la perdición eterna. Amigos míos, estad en vela conmigo para derramar lágrimas por esta gente para que se puedan arrepentir y cambiar de vida sabiendo que los he creado santos  y santos a mi imagen y semejanza.

Vosotros, cristianos míos y sacerdotes, durante este tiempo de insulto y de burla, debéis discernir y saber lo que el mundo espera de vosotros. El mundo espera una vida santa por parte de aquellos que me siguen y en especial de parte de mis sacerdotes quienes son llamados de una forma muy especial otros Cristos. El mundo no tolera ni la más pequeña suciedad en vuestra vida. Cuando os convertís en presa del pecado y de la inmoralidad, mi santo nombre es el que es profanado y difamado ante los demás. Tenéis que estar equipados con santidad de vida de tal forma que podáis desafiar a aquellos a vuestro alrededor así como yo desafié a los judíos, “quién de vosotros puede acusarme de pecado".

Hoy cuando conmemoráis el día en el que instituí el sacerdocio y la Santa Eucaristía, lanzo este desafío a cada sacerdote de la tierra: sed santos como yo soy santo en todos los aspectos de vuestra conducta. Tenéis que ser irreprochables, mesurados, con autodominio, decentes, hospitalarios, capaces de enseñar y guiar porque la gente busca de vosotros instrucción como  mensajeros míos. No debéis emborracharos, ni ser agresivos con la gente, polémicos, o amantes del dinero. Tenéis que mantener vuestra reputación y dignidad como mis sacerdotes, y todo mi pueblo, ancianos, jóvenes y niños deben poder acercarse libremente a vosotros sin ningún tipo de temor o inhibición. Corregid a la gente mayor como un padre, tratar a las mujeres mayores como madres, tratad a los chicos como hermanos, a las chicas como hermanas y a todos los niños como ángeles. Lavad diariamente vuestro corazón y vuestros sentidos en mi sangre que fluye de mi corazón que os ama, la sangre que humedece vuestros labios en la santa Misa. En todos vuestros ministerios, queridos sacerdotes, llevad a mi gente a la vida en santidad lo cual es mi voluntad para todos. No tengáis miedo, soy la cabeza de mi cuerpo, la iglesia, las puertas del mundo de las tinieblas no prevalecerán contra ella. Os reuniré y os ofreceré a mi Padre en el cielo como conciudadanos de los santos.”
Leed:

Gen 1: 27, 31; 6: 5-6 
Sir 5: 4-9 
Ez 13: 23-32; 22: 26; 36: 22:23-32
Mal 2: 7
Mt 10: 17-19; 16: 18-19; 26: 41 
Mc 14: 22-24, 37-41 
Lc 22: 44; 23: 34 
Jn 8: 46; 16: 2-3; 19: 34 
Hech 14: 22 
Rom 5: 8-10 
I Cor 11: 23-32 
Ef 1: 4; 2: 19-22 
Col 1: 18 
I Tim 3: 1-7, 15; 5: 1-2
II Tim 2: 11-13; 3: 12
Tito 2: 14
Heb 9: 14 
I Ped 1: 15-16; 4: 12-15
Ap 7: 14-17; 22: 14 


MENSAJE IV – Pasión de Jesucristo 2010 Música

FUI TRASPASADO POR VUESTRAS OFENSAS

Así dice el Señor: “Queridos amigos, Yo he venido a este mundo para salvaros llevando sobre mi vuestros pecados y las consecuencias de vuestros pecados. Desde mi nacimiento en el pesebre hasta mi muerte en el Calvario, tomé sobre mi los sufrimientos, rechazos, insultos y persecuciones por vuestro bien. Mi Padre en el cielo permitió que yo naciera en una familia en donde hubo asesinos e inmorales para que podáis encontrar sanación y liberación de todas las consecuencias negativas del pecado de vuestros antepasados en los árboles genealógicos en donde habéis nacido. Mi madre nunca quiso ser una madre, así mi concepción en su vientre no fue deseada; y esto era para curar a todos aquellos que se sintieron indeseables  y rechazados en el momento de la concepción y del nacimiento. Cuando José, mi padre de acogida decidió divorciarse de mi madre, sufrí tristeza, confusión, angustia y rechazo en su vientre. Cuando mi madre toda santa e inmaculada fue sospechosa de ser una mala mujer, tuve pánico y vergüenza. Cuando nací  no hubo nadie para recibirme y ocuparse de mí excepto mis padres. No fui vestido adecuadamente con ropa de abrigo en el frío de la noche, estaba tendido en pajas que me producían  dolor y picor. El primer aliento que tuve fue el mal olor de la excreción y de la orina de los animales, y cuando abrí mis ojos lo que vi fue a los animales con cuernos grandes contemplándome con sus ojos oscuros mugiendo y balando. No hubo una enfermera o un doctor para cuidarnos. Yo sobrellevé todos esos sufrimientos para que podáis ser sanados de todo lo negativo por lo que pasasteis en vuestra tierna infancia.

Cuando mis padres se fueron de aquí para allá a Egipto, a Nazaret y a Galiliea, como vagabundos, bajo la amenaza de muerte del Rey Herodes, yo tuve muchos miedos, soledad y sentimientos de inseguridad. Durante  toda mi vida no me han aceptado, he tenido rechazo, abandono e inseguridad; no tuve incluso un lugar en donde reposar mi cabeza. Me afectó y me dejó confundido y dolido la profecía de Simeón en el templo, y cuando estuve perdido en el templo durante tres días me sentí totalmente rechazado solo y triste. El derramamiento de la sangre en mi circuncisión fue muy doloroso y lloré desconsoladamente al lado de mi madre. Amigos míos, sufrí todo esto por todos los que se sienten rechazados, abandonados, perdidos, solos, confundidos y heridos en su niñez.

Como cualquiera de vosotros también fui tentado para pecar y Satanás intentó tambalearme. Todos vosotros que estáis cansados y agobiados por las tentaciones de Satanás, de la carne y el mundo podéis encontrar sanación y fuerza en mi. Mientras conversaba con la mujer pecadora en la fuente fui malentendido y sospechoso incluso por mis propios discípulos.  Cuando hablé de que me iba a ir al cielo, muchos pensaron de que iba a a punto de suicidarme, aquellos de vosotros que sois malentedidos, que sois mal juzgados, calumniados, o insultados por los demás podéis encontrar sanación y consolación en mi. Yo fui acusado de ser amigo de los pecadores, de ser poseído por demonios, de ser un blasfemo, un mago, un criminal y un loco. Yo sentí dolor y angustia ante la muerte de mi padre de acogida que me amó mucho y ante la muerte de mis familiares y amigos más cercanos, como Juan el Bautista y Lázaro. Yo fui traicionado y negado por mis propios seguidores bienamados. Se que muchos de vosotros pasáis por experiencias similares en vuestra vida llevando muchas heridas interiores en vuestro corazón. Venid a mi y encontrad cura y vida nueva porque es por esto por lo que yo sufrí todo esto.

En Getsemaní me dejaron solo en la oscuridad de la noche cuando le entregué todas mis tristezas y dolores a mi padre celestial y mi dolor se convirtió en sangre. Cuando estaba arrodillado delante de mi Padre vi las lágrimas inocentes y los sollozos de aquellos que eran calumniados, insultados, perseguidos y discriminados y oré para que ellos puedan encontrar cura y fuerza en mi.   Amigos míos, pensad como yo fui maltratado como un criminal cuando me esposaron, abofetearon, desnudaron, me cubrieron los ojos, burlas, insultos y falsas acusaciones. Los soldados incluso me escupieron y me golpearon con sus manos y sus codos. Antes de conducirme al Gólgota, fui azotado  gravemente con los látigos; mi carne sobre mi cuerpo se partió en pedazos con las cuchillas y los garfios que estaban al final de los látigos y se desparramó mi sangre con trozos de carne sufriendo una terrible agonía. Todos los que estaban a mi alrededor se burlaban y decían que yo estaba sufriendo por mis propios pecados mientras que yo no había cometido nunca pecado; incluso los había desafiado unos días antes diciendo si ellos podían encontrar algún pecado en mi. Mientras estaba pasando por todos estos sufrimientos vi a los criminales inocentes en las prisiones y aquellos que sufrieron injustamente.Amigos míos, estaba llevando vuestras dolencias y enfermedades sobre mi cuerpo para que podáis encontrar sanación y una vida nueva en mis heridas.

Al final para expiar por vuestros pecados yo fui levantado sobre la cruz con todas mis magulladuras y heridas con hinchazones sobre el cuerpo y estuve colgado ahí sangrando y sufriendo más de seis horas. No hubo nadie para darme una palabra de consuelo mientras que todos aquellos alrededor se burlaban, gritaban y me insultaban diciendo toda clase de calumnias y de mentiras. Destrozó mi corazón el ver a mi madre y a mi discípulo amado Juan de pie llorando y compartiendo mi agonía. Una lanza atravesó mi corazón de donde fluyó incluso la última gota de mi sangre con agua. Me sentí rechazado incluso por mi Padre celestial porque El no podía aceptarme con todo el peso del pecado. ¡Cómo podía aceptar mi todo Santo Padre a su hijo convertido en pecado! Solo cuando completé el sacrificio de sufrimiento por los pecados de todos, mi padre aceptó mi espíritu. Entonces se abrió el cielo para vosotros, Satanás que engañó y corrompió al mundo entero había sido derrotado. TODOS VOSOTROS FUISTEIS SALVADOS DE VUESTROS PECADOS Y DE LAS CONSECUENCIAS DE VUESTRO PECADO. Esta es la forma en que se os fue demostrado el más grande amor de mi Padre celestial porque El no quiso que ninguno de vosotros se perdiera en el pecado y en la maldad sino que fuerais  salvados a través de mis sufrimientos, sangre y heridas. Amigos míos, solamente a través de mi corazón herido, podéis recibir perdón, expiación y reparación por vuestros pecados encontrando justicia, santificación y redención. Nadie en el mundo tomó sobre si estos sufrimientos por los demás como cordero expiatorio para salvaros de vuestros pecados y sufrimientos, por eso YO SOY VUESTRO UNICO SALVADOR Y EL UNICO CAMINO AL PADRE EN EL CIELO. YO OS HE RECONCILIADO CON DIOS VUETRO PADRE HACIENDOOS CONCIDUADANOS CON LOS SANTOS Y MIEMBROS DE LA CASA DE DIOS QUE ES LA IGLESIA.

Mis queridos y bienamados amigos, cuando continuáis con vuestros pecados sin arrepentirse ni cambiando de vida, estáis crucificándome y condenándome una y otra vez. Venid a mi arrepintiéndoos de vuestros pecados y confesándoos con una decisión de una vida nueva en mi, Yo tengo una gran compasión y amor por vosotros.
Leed: 

Gen 1: 27; 5: 1 
Lev 16: 20-22
Is 53: 4-5
Ez 18: 21-23 
Mt 1: 1-17, 19; 2: 13-23; 4: 1-10; 8: 17; 11: 28; 26: 48; 27: 28
Mc 3: 21; 15: 25-37 
Lc1: 30, 39; 2: 7, 34, 48; 7: 39; 9: 34-58; 22: 54
Jn 1: 29; 3: 16; 8: 21-22, 30, 41, 46; 14: 6; 15: 13-15 
Hech 2: 36-39; 3: 15-21; 4: 5-12; 10: 38 
Rom 3: 23-26; 5: 8-9; 6: 6-11; 8: 1 
I Cor 1: 30 
II Cor 5: 21 
Gal 3: 13
Ef 2: 13-22; 6: 10
Col 1: 20-22; 2: 13-15
I Tim 1: 15; 2: 3-6
Heb 4: 15-16; 6: 6; 9: 14; 13: 12
I Jn 1: 7
I Ped 1: 18-19; 2: 14 


Mensaje III  - Miércoles de Ceniza – 17 de febrero de 2010 Música

TENED LA MENTE DE CRISTO

Así dice el Señor: “Hijos míos, de nuevo os doy un tiempo de arrepentimiento de vuestros pecados y de intensificar vuestra vida de oración, para que podáis ser como mi hijo Jesús, quién se despojó a sí mismo de Su gloria e igualdad conmigo para convertirse en un ser humano como vosotros. Dio toda Su vida por vosotros para que podáis encontrar vida en El. Todos los que creen en El haciéndole el Señor de su vida encontrarán vida a través de El porque murió por vosotros en la cruz llevando todos vuestros pecados sobre Su cuerpo.

Hijos míos, cuando estáis en pecado, estáis muertos; pero cuando encontráis el perdón y la expiación de vuestros pecados por medio del arrepentimiento y el cambio de vida, entonces encontraréis vida. Mi deseo para el mundo es que todos sean salvados a través de mi hijo Jesús que derramó hasta la última de Su sangre por la humanidad. Estáis atravesando un período de tiempo muy crítico. Mi corazón está afligido por el incremento del número pecadores en el mundo. Los pecados de los cristianos bautizados afligen mi corazón más que nada. No quiero endurecer mi corazón castigándoos como castigué a la humanidad en los tiempos de Noé o a la gente de Sodoma y Gomorra en tiempos de Abraham. Como mi misericordia es mayor que mi cólera deseo que escuchando la Palabra de Dios a través de la Biblia y la Iglesia, como la gente de Nínive que escuchó la palabra de Jonás y se arrepintió, podéis apartaros de vuestro pecado y vivir una vida cristiana auténtica.

Hijos míos, cuando miro a vuestro corazón no veo que estéis morando en Jesús que es vuestro dador de vida. Muchos de vosotros os habéis escindido de El por vuestros pecados. Sois como un árbol silvestre estéril que no da fruto. Os doy este tiempo de Cuaresma para que cambiéis vuestra actitud y comportamiento para que podáis ser como mi hijo, que habiendo sido llenado de Espíritu Santo,  fue a perdonar los pecados, a sanar a los enfermos y liberar a la gente de la atadura de Satanás y de las tinieblas. Os quiero derramar el aceite de mi Espíritu en vuestro corazón para que seáis lámparas que alumbréis en medio de los que mueren en la tiniebla del pecado. Quiero que continuéis la labor salvífica de mi Hijo.

El clamor en contra del derramamiento de la sangre del inocente es ante mi muy grande y grave. Las lágrimas de los niños asesinados en el vientre de sus madres en el aborto y las de los que son asesinados en las guerras y en el terrorismo entristecen mi corazón. El sufrimiento del pobre y la explotación de los débiles y de los pobres por parte de los ricos en el mundo me enfadan. Hijos míos, mirad alrededor de vuestro hogar, vuestro barrio, vuestro pueblo o ciudad, son muchos los que están muriendo de hambre y de sed, muchos otros no tienen un hogar para vivir y hay millones que no tienen ropa para vestir. ¿No veis que mucha gente se está suicidando y matando a otros debido a su extrema pobreza y desamparo?. ¡Incluso hay padres y madres que están vendiendo a sus hijos a campamentos terroristas o a prostíbulos o burdeles para que sean maltratados y abusados! ¿Podéis hacer algo para salvar a esta gente? Incluso lo poco que hagáis para aliviar la pobreza y los sufrimientos de la gente del mundo pobre y desdichada contarán como algo grande y valioso ante mí y os recompensaré abundantemente con muchas bendiciones materiales y espirituales.

 Durante este tiempo quiero que os contengáis por medio del ayuno y de obras caridad. Evitad vuestras extravagancias y el derroche en confort y en lujo y ayudad a los pobres. Permitid que vuestro ayuno y penitencia cambie vuestra actitud hacia los pobres y necesitados. Dad de comer al hambriento, abrigo al sin hogar, visitad a los enfermos para llevarles el amor sanador de mi Hijo y liberad a los que están en la prisión del pecado y de la culpabilidad. Hijos míos, envié a mi Hijo para crear una nueva era y un nuevo mundo y es gracias a vosotros que tiene que ser llevado a cabo. Mirad que estoy con vosotros por medio de Mi Hijo Jesús en el Espíritu Santo”.
Leed:

Gen 6: 5-6; 18: 20
Ex 20: 5-6
Is 55: 6-7; 58: 3-9
Jonás 3: 3-10
Mt: 4: 17; 5: 14; 6: 1-4, 19-21; 8: 17; 9: 36; 11: 2-6; 12: 33; 18: 34; 25: 1-13, 34-40
Mc 4: 21-25; 6: 31; 9: 35; 11: 37-38
Lc 3: 8-14; 4: 18-19; 6: 37-45; 10: 30-37; 11: 28; 13: 1-5; 15: 11-32
Jn 3: 16; 10: 10; 11: 25-26; 12: 24-26; 15: 1-7; 16: 8-11
Hech 2: 37-39; 3: 19-20; 10: 38
Rom 3: 23-26; 5: 12-21; 6: 12-14; 12: 2
I Cor 6: 9-10
II Cor 5: 21; 13: 5
Gal 5: 19-26
Ef 5: 6-20; 6: 10-18
Fil 2: 5-11
Col 3: 5-11
Ap 21; 5
 


MENSAJE II – Nuestra Señora de Lourdes – 11 de febrero de 2010Música

“SACERDOTES,  QUIERO QUE SEAIS SANTOS”

Así dice  Jesús, el Señor:  “Vosotros, mis sacerdotes, deberíais saber que soy Yo quien os ha elegido para continuar mi obra en la tierra. Os elijo no por vuestras cualidades físicas o espirituales, sino que os llamé simplemente porque os quería. Os llamé para que fueseis míos y pudierais hace mi obra de  predicación de la buena noticia a los pobres y sanar y liberar a los enfermos y cautivos. Tomo vuestros ojos con amor y compasión para mirar al pobre, al enfermo y al rechazado; tomo vuestro oído para escuchar las aflicciones y problemas con paciencia, tomo vuestros labios y lengua junto con vuestros pulmones y cuerdas vocales para proclamar mi con fuerza mi Evangelio a las naciones. Quiero que seáis otro Yo ante los demás.

A través de vuestra intimidad conmigo por medio de la oración, leyendo la Sagrada Biblia y celebrando los sacramentos seréis llenados con mi Espíritu para que podáis morar mi y yo en vosotros.  Mis queridos sacerdotes,  quiero que seáis santos como yo soy santo. De la misma forma que yo desafié a los judíos, vosotros también debéis ser capaces de desafiar a la gente y decir: “quien de vosotros puede encontrar pecado en mi”. Dado que habéis dejado vuestro hogar, a vuestros padres, familiares y riquezas para servir a mi y a mi reino, debéis abandonar todas vuestras ataduras a todas las cosas creadas para que sólo permanezcáis atados a mi. Nunca debéis permitir que el pecado reine sobre vuestra vida; siempre tenéis que estar bajo el reino de la gracia. Debéis humillaros así como yo me humillé tomando forma humana para salvar a todos. Deberíais mostrar un amor y afecto especial por los pecadores para que puedan experimentar a través de vosotros el amor de Dios, mi Padre, por los pecadores. Debéis ser fuertes en gracia y en el poder del Espíritu Santo para que la gente que esté débil y agobiada con muchos problemas pueda encontrar a través de vosotros consolación, paz y fortaleza. La gente enferma, herida, rechazada y bajo la esclavitud de Satanás debería encontrar mi sanación y liberación a través de vosotros. Vosotros mis queridos sacerdotes no dudéis en imponer vuestras manos ungidas y rezar por la gente entre la que trabajáis para que puedan ver y experimentar mi amor permanente.

La gente os llama "otro Cristo”; tenéis que preguntaros frecuentemente a vosotros mismos si es auténtico ese gran título. Debéis ser la luz del mundo y la sal de la tierra; mediante vuestra vida santa y con vuestras obras buenas debería ser glorificado el Padre celestial. Cuando la gente acude a vosotros buscando consejo y dirección, debéis llevarlos al camino correcto porque vosotros sois mis mensajeros. Desgastad el pergamino de la Biblia leyéndolo y aprendiéndolo con diligencia y con la sabiduría de Espíritu Santo. En todo tiempo tenéis que predicar la Palabra de Dios con fuerza porque hay una gran ignorancia de la Palabra de Dios entre mi gente. No tenéis que añadir ni quitar nada de los mensajes de la Biblia y no hagáis ninguna concesión en vuestra predicación.

Mis queridos sacerdotes, estáis llamados a ser los embajadores de mi reino y los vigilantes de la casa de Dios que es la Iglesia. Tenéis que estar siempre alerta y listos para todas las responsabilidades y compromisos que os han sido confiados. No debéis desperdiciar vuestra vida ni en la pereza ni en la inactividad, sino que tenéis que ser siempre activos y dinámicos en vuestro ministerio. ¿No os sentís tristes con la situación del mundo actual? Muchos no conocen ni a mi ni a la salvación que traje al mundo; muchos no distinguen entre lo bueno y lo malo; incluso muchos que han sido bautizados viven como paganos abandonando su fe y su salvación. Mi pueblo se está muriendo en sus pecados. Quiero, mis amados sacerdotes, que llevéis su pecado sobre vosotros mismos  pidiendo perdón y misericordia a mi Padre para que se puedan salvar muchos. Salvando a muchos es como seréis sacerdotes de éxito, vuestra recompensa será grande en el cielo.

Vuestro trabajo es el trabajo de San Juan Bautista, mostrar al Salvador, el único Camino, la Vida y la Verdad. Sobre esta tierra muchos os rechazarán tanto a vosotros como a vuestra enseñanza; otros os perseguirán y hablarán mal de vosotros, pero deberíais saber que soportándolos con paz y paciencia os estáis volviendo como yo. En vosotros, podéis completar lo que falta en mis sufrimientos de parte de mi cuerpo, la Iglesia. Cuando lleváis sufrimiento en vuestra vida, mi vida en vosotros será más manifestada. Incluso si todos os abandonan u os rechazan, mis amados sacerdotes, yo nunca os rechazaré porque habéis dado a mi y a mi reino vuestra vida. Os sentaréis junto a mí en el banquete celestial pues sois regalos especiales de mi Padre hacia mí. Tendréis un lugar especial en mi corazón pues estáis diciendo mis propias palabras para perdonar los pecados de los demás en el sacramento de la confesión, y para convertir milagrosamente el pan y el vino en mi cuerpo y en mi sangre en el sacramento de la Eucaristía. Especialmente, cuando administráis estos dos sacramentos estáis identificándoos conmigo. Mis sacerdotes, contemplad que os amo y estoy con vosotros”.
Leed: 

Ez 3: 1-3, 17; 22: 26 
Mal 2: 7 
Mt 5: 13-16; 9: 10-11; 10: 5-33; 11: 28; 19: 28-29; 28: 18-20 
Mc 2: 5; 3: 13-15; 6: 4; 8: 34-36 
Lc 4: 18; 7: 47; 15: 7; 22: 19-20 
Jn 1: 20; 8: 46; 14: 6; 16: 1-4; 17: 24; 
Hech 10: 38; 20: 28 
Rom 1: 7; 6: 11; 8: 35-39; 11: 29; 12: 1-2, 11-21; 14: 8-12; 15: 13 
I Cor 1: 18-19; 3: 18-19; 12: 27-31 
II Cor 4: 11-12; 20: 21 
Gal 2: 20 
Ef 1: 4 
Fil 2: 5-8 
Col 1: 24 
I Tim 2: 1-6; 5: 17-19; 6: 11-16 
II Tim 2: 1-7; 3: 10-12; 4: 1-5 
I Ped 2: 11-12; 3: 8-9, 14-17; 4: 7-16; 5: 1-4


MENSAJE I – AÑO NUEVO 2010 Música

“EL AMOR, LA VERDAD MAS GRANDE  Y LA MAYOR FUERZA EN EL MUNDO”

Así dice el Señor: “Hijos míos, está terminando un año con muchas bendiciones y estáis entrando en otro año con mis bendiciones nuevas y recientes que he conservado para vosotros desde la creación del mundo. Vosotros sois únicos para mi y todas mis bendiciones para cada uno de vosotros son únicas y muy valiosas. Como el año 2009 llega a su fin, muchos de vosotros podéis pensar en que habéis perdido muchas oportunidades y en las cosas valientes y heroicas que deberíais haber hecho, además en algo de la decepción y de la desilusión que habéis tenido. Dejad que los acontecimientos de vuestra vida pasada sean revelaciones de sabiduría y percepciones de cara al futuro para avanzar con más coraje y optimismo para afrontar los nuevos desafíos de la vida.

Olvidad lo que en el pasado habéis hecho a los demás pero recordad con gratitud lo que los demás hayan hecho por vosotros. Ignorad lo que el mundo os deba pero pensad en lo que vosotros debéis al mundo. Dejad de preguntaros cuanto os aman vuestros seres queridos sino que al contrario preguntaros a vosotros mismos si amáis a vuestros amigos lo suficiente tanto en palabra como en obra. Estad dispuestos a doblegaros y a considerar las necesidades y los deseos de los que os rodean antes que las vuestras. Haced a los demás lo que os gustaría que hiciesen con vosotros. No tengáis enemigos en vuestra vida sino que permitid que todos a vuestro lado que sean vuestros amigos. Cuando hagas planes para tu vida en el Año Nuevo dale un lugar al pobre y al necesitado porque debes de saber que todo lo que a ellos les hagas me lo has hecho a mi y viendo tus buenas obras yo te recompensaré abundantemente.
Hijos míos en los planes para el próximo año no mezcléis prioridades en vuestra vida, tu primera prioridad debe ser amar a tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y amar a tu prójimo. Debéis saber que el amor es la verdad más grande y la máxima fuerza en el mundo que da significado a la vida. No debéis de planear nada en contra de mi voluntad que es tu vida en santidad y con integridad. Dadme el primer lugar en vuestra vida y permitidme guiar vuestra vida de acuerdo a mis planes y a mis designios que siempre son para vuestro bienestar y prosperidad; debéis de saber que todas las cosas obran para el bien para aquellos que me aman. Yo, junto con mi hijo Jesús habitaré en vosotros y bendeciré todas vuestras obras si continuáis amándome cumpliendo mis mandamientos y leyes.

En el año nuevo vais a afrontar  otra vez los desafíos de una crisis económica, los cambios de clima, pobreza y enfermedad. Podréis ver la mano negra de Satanás sembrando la semilla de la enemistad y la violencia en los corazones y en las cabezas de ciertos líderes mundiales para hacer la guerra y destruir. La promesa de Satanás es siempre dar reinos y poder, esta es la razón por la que muchos líderes políticos e incluso ciertos líderes religiosos están del lado de Satanás. A lo mejor el asesinato de un gran líder mundial puede desencadenar una guerra civil en un país importante, o dos naciones grandes de cultura muy antigua pueden estar en el camino de una guerra apilando armas nucleares en sus arsenales, y las otras naciones pueden engañarse a si mismas para apoyar a uno o a otro a través de su negocio de venta de armas y ojivas, que incluso pueden dar paso a una guerra mundial. Pero ahí aparecerán profetas de paz que persuadirán a las naciones en guerra para llegar a una paz y a una reconciliación, algunos los aceptan y otros los rechazarán. En este año veréis también mucho derramamiento de sangre y asesinato de inocentes; inundaciones o sequías y otras calamidades naturales que terminarán con muchas vidas.

Vosotros hijos míos, que creéis en mi y sois seguidores de mi Hijo Cristo Jesús, quiero que seáis el aroma de Cristo, vuestro salvador y Señor, en medio de aquellos que son buenos y en medio de aquellos que son malos e irradiando la fragancia de vuestra bondad y santidad en todos y en cada uno de ellos. Veréis una separación nítida entre Dios y Satanás, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, entre lo puro y lo impuro. Y tendréis siempre la libertad de escoger; son benditos aquellos que escogen a Dios y a su luz para permanecer buenos por medio de una vida pura. Nunca debéis temerle al maligno porque yo estoy siempre con vosotros. ¡No sabéis que yo tengo incluso contados todos los cabellos de vuestra cabeza! En todos vuestros problemas y persecuciones, sufrimientos y dolores, rechazos y traiciones, yo iré con vosotros tomando vuestra mano y caminando con vosotros sólo si confiáis siempre en mi. Yo os daré valor y fuerza para vuestra vida a través de mi hijo Jesús en el Espíritu Santo. Estando unidos conmigo por medio del Espíritu Santo, escucharéis mi voz que os dará guía y consuelo. Recordad que conmigo podéis hacerlo todo, pero que sin mi no podéis hacer nada. Permitidme que sea el capitán y que reme el barco de vuestra vida, y entonces seréis siempre victoriosos y triunfantes en medio de todas las olas y tormentas de la vida. Regocijaos siempre en mi, otra vez os digo regocijaos.
Read: 

II Sam 7: 8-9 
Sal 89: 27
Is 49: 14-16; 55: 8-9
Jer 29: 11-13
Mt 5: 42; 6: 8, 18-20; 10: 30-31, 40-42; 25: 40; 28: 20
Mc 10: 27; 12: 29-31; 13: 6-16
Lc 6: 27-35; 9: 23-25; 10: 37; 12: 31-33 
Jn 14: 15-18, 23-24; 15: 10-13; 16: 26-27; 17; 24 
Hechs 17: 27-28 
Rom 8: 28; 12: 9-21 
I Cor 13: 4-7 
II Cor 2: 14-16; 5: 14-15; 12: 9
Gal 3: 26; 4: 6-7; 5: 13; 6: 9-10
Ef 5: 1-2; 6: 13
Fil 4: 4-7, 19
Santiago 4: 7-10
I Ped 2: 15-17; 4: 12-16
I Jn 1: 5-10; 4: 7-20; 5: 1-5 
Ap 21: 3-4 


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