MENSAJE XI – NAVIDAD 2009 Música

 “HE VENIDO A SALVAR A LOS PERDIDOS”

Así dice el Señor: “Mientras moraba en el seno de mi Padre bienamado, vi Su profunda pena por la maldad de la humanidad porque incluso ninguno de los deseos en vuestro corazón no fueron otra cosa que para el mal; lamentó incluso el haber creado a la humanidad, a la tierra y a todas las cosas sobre la tierra hechas para ellos. En tales momentos en el pasado, El castigó al mundo pero vi Su corazón lleno de compasión y amor por la humanidad, No quiso castigarlos pero quiso salvarlos y la única forma para salvarlos fue la de que uno de nosotros bajase a la tierra como hombre abandonando nuestra igualdad, y entonces le dije a mi Padre, “iré yo”.

Amigos míos, tomé a toda la humanidad sobre mí con todos sus pecados y sus consecuencias para que todos los que vivieron antes y después de mi existencia en la tierra pudieran encontrar en mi la vida y la salvación. Yo mismo me identifiqué incluso con todos vosotros como un pecador aunque nunca conocí el pecado, para que podáis recibir perdón y expiación de vuestros pecados encontrando justicia, santificación y redención para vuestra vida. Yo mismo me permití nacer en una familia con antepasados malos, algunos de ellos fueron tramposos, asesinos e inmorales; para que todos los que vengan a mí y crean en mí puedan ser liberados de todos sus defectos y maldiciones que provienen de su árbol genealógico. En mi vida terrenal como hombre, la gente me veía como al hijo de un carpintero o como el hijo de María, me ridiculizaban como ilegítimo y sin un padre, me consideraron como poseído y loco, me veían en Egipto, Galilea y Nazaret como un refugiado o un vagabundo, me llamaban blasfemo, brujo y un criminal, y llevé sobre mi cuerpo todos sus sufrimientos y rechazos ignominiosos; mediante todo ello estaba llevando vuestras debilidades, iniquidades, defectos, deformidades, roturas, maldiciones y enfermedades para que vosotros los que creéis en mi podáis encontrar la sanación y nueva vida.

Hoy Dios, vuestro Padre y el mío, está mostrando Su misericordia y amor a través de mí, Su Hijo único, a quién designó como vuestro único Salvador y Señor. Queridos amigos bienamados, preguntaos a vosotros mismos si habéis creído en mí y me aceptasteis como al Señor de vuestra vida entregando todo lo que sois y todo lo que tenéis a mis pies como los Pastores o los Magos que acudieron al Pesebre encontrando paz, alegría y satisfacción para sus vidas.

Quizá hay entre vosotros gente que es rechazada o discriminada por los demás porque habéis nacido en una familia de mala fama o de madre soltera, o por vuestra pobreza y degradación, o porque vuestro color y credo, o por vuestra demencia y enfermedad, o por vuestros comportamientos malos como el alcoholismo, la drogadicción, la homosexualidad u otras formas de inmoralidad. Amigos, no tengáis miedo, yo os amo y yo he venido por vosotros. Si venís a mi nunca os rechazaré por lo que tenéis sino que os amo por lo que sois;  se que el Espíritu de mi Padre se os ha insuflado para crearos como El en santidad y en bondad. Cuando venís a mí con fe aceptándome como vuestro Señor renunciando a vuestro pasado, os insuflo mi Espíritu para liberaros de todas vuestras deformidades y hándicaps, sufrimientos y enfermedades y transformaros para ser mi hermano y mi hermana y ser los hijos amados de mi Padre porque he venido para daros vida en plenitud.

Conozco vuestros problemas actuales, pero debéis saber y creer que vuestros problemas pueden ser resueltos solamente en mí. Veo a muchos de vosotros ir a tientas en la oscuridad y en la ceguera sin conocer la Verdad que ha venido a daros luz y vida. Yo soy la Luz del mundo y quién me sigue no  caminará nunca en tinieblas, y yo soy el Camino, la Verdad y la Vida para mostraros vuestra senda correcta, para liberaros de todo engaño y daros vida e inmortalidad.

Amigos míos, la verdadera felicidad y bendición se experimenta cuando se elimina el pecado del corazón permitiéndole morar a la gracia y a la santidad. Contemplad que estoy entre vosotros para perdonar todos vuestros pecados y para llevaros a la auténtica paz, felicidad y vida de prosperidad. En mí encontraréis todo lo que echáis de menos en vuestra vida, porque YO SOY el que SOY, la satisfacción de todos vuestros deseos y ambiciones. Contemplad que mi nombre es Emanuel, yo estoy con vosotros siempre hasta incluso el fin del mundo”.
Leed

Gen 1: 27; 2: 7; 6: 5-6
Salmo 32: 1-2
Is 53: 4-5 
Mt 1: 2-6; 12: 24; 26: 65
Mc 3: 21; 6: 3-4 
Lc 4: 18; 5: 31-32; 7: 34; 9: 58; 19: 10 
Jn 1: 18; 3: 16; 8: 12, 41, 48, 52; 10: 10; 12: 44-46; 14: 6; 18: 30
Hech 2: 29-36; 3: 15-21 
Rom 3: 21-26; 4: 7-8 
I Cor 1: 30-31
II Cor 3: 16, 18; 5: 21 
Gal 3: 13 
Fil 2: 5-8
I Jn 1: 5-10; 4: 9-10


MENSAJE X – ADVIENTO 2009 Música

“DECID HAGASE (FIAT) A LA VOLUNTAD DE DIOS”

Así dice el Señor; “Hijos míos, como cada año, está en camino un tiempo de esperanza y expectativas – el tiempo del Adviento. Desde toda la eternidad elegí el vientre virginal de María para que mi hijo bien amado fuese concebido. Si bien el pecado y la consecuencia del pecado entraron en el mundo por el pecado de una mujer, quise liberar al mundo a través de una mujer. Si la primera mujer en el Jardín del Edén dijo: “Padre, sea mi voluntad y no la tuya”; María, la madre de mi hijo, dijo: “Padre, hágase tu voluntad según tu palabra” Con el Fiat de mi bien amada María, ha amanecido  la esperanza y el optimismo para la liberación y la prosperidad de un mundo cargado de pecado

Por la desobediencia de Eva a su marido Adán, la humanidad en pleno perdió su fuerza de voluntad para decir “sí” a todas las cosas que Dios ha hecho por ella y “no” a todo lo malo  que el enemigo, el diablo, quería hacer. Hijos míos, habéis reconquistado esta fuerza de voluntad perdida en el Jardín del Edén cuando María y su hijo dijeron en Nazaret “sí” a la voluntad de Dios y en el huerto de Getsemaní diciendo: “que no se haga mi voluntad sino la tuya”. La causa raíz de todos los problemas del mundo actual es el pecado, y el pecado es desobediencia. Envié a mi hijo Jesús para salvaros de vuestro pecado. Así pues, durante este tiempo de Adviento eliminad todo pecado de vuestro corazón mediante un arrepentimiento, conversión y confesión  auténticos, para que todos los obstáculos a todos vuestros problemas puedan ser eliminados.

Siempre quise estar con la humanidad, de la misma manera que estuve con Adán y Eva cuando los creé a mi propia imagen y semejanza y los puse en el Jardín del Edén. Quise que la humanidad conviviese en amor con paz y alegría. Mi plan para con ella era de plena esperanza y optimismo para su bien común y prosperidad. Pero, cuando me desobedecieron a mí y a mis mandamientos, perdió mi amistad y echó a perder todos mis planes buenos para con ella. Mediante su adhesión al astuto plan del enemigo, perdieron su auténtica libertad para ser buenos, para elegir lo bueno, para hacer el bien y para vivir según mi voluntad y plan. Mi inconmensurable misericordia por vosotros es la que me urge a enviaros a mi hijo, como vuestro único Salvador para que todos los que crean en El puedan encontrar en él la libertad auténtica para obtener la salvación que había prometido mucho tiempo antes. Observad que el nombre de mi hijo único es Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Es un Dios que vive entre vosotros y que se mueve con vosotros en todos los acontecimientos de vuestra vida. Quiero que toda la humanidad conozca y acepte a mi hijo como a su Salvador y Señor que es la única esperanza para la solución de sus problemas.”

Hijos míos, el tiempo de Adviento es un tiempo de esperanza y optimismo, preparad vuestro corazón para recibirle de una forma nueva en vuestra vida reafirmando vuestra fe en El con una decisión de seguirle sin concesiones. Cuando miráis a vuestro corazón podéis ver que todavía no le habéis entregado todas las áreas de vuestra vida. Quizá en algún área de tu vida no estás listo para decir: “Oh Señor que se haga tu voluntad” pues estás amenazado de perder tu identificación o interés personal. Todos tales miedos y dudas los trae vuestro enemigo: el diablo. Hijos míos, no tengáis miedo, en la entrega completa a mi voluntad encontraréis vuestra verdadera identidad de vida y el cumplimiento de todos vuestros planes y deseos. No cerréis  ninguna puerta de vuestro corazón a la venida del Señor Jesús; mantened todas las puertas de vuestro corazón completamente abiertas para recibirle.

Jesús es la Palabra que estuvo conmigo desde el principio y en el vientre virginal de María se hizo carne al cubrirla el Espíritu Santo con su sombra cuando dijo: “Fiat” (hágase) a mi voluntad; y vivió entre vosotros dándoos la salvación y el perdón de los pecados, la liberación del dominio de Satanás y la eliminación de todas las consecuencias  malas del pecado, como la enfermedad, las catástrofes, la pobreza, etc.  Ahora también, la Palabra eterna Jesús, quiere nacer en vuestro corazón mediante el Espíritu Santo para que os podáis convertir en otro Cristo dando la salvación a todos los que os rodean. Sólo si os abandonáis completamente a mi camino Yo puedo enviar a mi Hijo a vuestro corazón a través del poder del Espíritu Santo para que podáis decir: “No soy yo quién vive sino que es Cristo quién vive en mi”.  Mirad, estoy siempre con vosotros”
Leed: 

Gen 1: 27; 3: 6, 15 
Is 7: 10-14; 9: 5-6 
Jer 29: 11-13 
Mt 1: 21-23; 26: 39 
Lc 1: 35-38; 2: 10-11; 4: 18 
Jn 1: 1-2, 14; 3: 16; 7: 40-41; 8: 32 
Hech 2: 36; 4: 10-12; 10: 38; 17: 27-28 
Rom 1; 1-4; 5: 12-21; 6: 12-19; 11: 30-32; 16: 25-27 
Gal 2: 20; 5: 1, 13 
Tito 2: 11-14; 3: 4-7 
Heb 1: 1-6 
I Jn 1: 1-4; 3: 4 
Ap 3: 20 


MENSAJE IX – DIA DE TODOS LOS SANTOS Y DE LOS DIFUNTOS Música

“LA IGLESIA, MI CUERPO, ES UNA COMUNION DE SANTOS”

Así dice el Señor Jesús: “Amigos míos, la Iglesia es mi cuerpo y Yo soy la cabeza de la Iglesia. La Iglesia es el fundamento y el pilar de la verdad. Vuestra vida diariamente en mi y conmigo mediante el Espíritu Santo os conduce a la plenitud de la verdad. Mi Espíritu que mora en vosotros os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os dije. Mi Iglesia tiene tres dimensiones. La celestial es la iglesia gloriosa en donde los santos experimentan la visión beatífica según la medida de su santidad y amor a Dios. La iglesia en el purgatorio es una  iglesia sufriente donde las almas eliminan la mancha del pecado en el fuego purificador y vosotros, mis seguidores en la tierra, en la iglesia militante en donde lucháis contra el mal y la carne. Estas tres son en conjunto una y la misma a través del amor ayudándose mutuamente y sirviéndose el uno al otro.

Como todos estos tres tipos de gente pertenecen a la única y misma iglesia que es mi cuerpo, están interconectadas mediante las oraciones y por la gracia. Los santos gloriosos en el cielo se preocupan por vosotros y por las almas del purgatorio; por tanto ofrecen sus oraciones y súplicas por vosotros. Podéis ofrecer vuestras oraciones y peticiones a través de su intercesión pues están muy cerca de mi con un amor abrasador hacia mi y mi Padre. Todas las oraciones que se ofrecen a través de los santos son recibidas por mi Padre y por mi de la misma forma que si hubieran sido ofrecidas directamente. Cuando las ofrecéis a través de mis santos, estáis consiguiendo una parte de su santidad que se os da por vuestra imitación de sus virtudes grandes y heroicas.

Se espera de vosotros en la tierra que os améis mutuamente, que os animéis mutuamente y que os sirváis mutuamente y crecer así en vuestra vida de santidad, lo cual es la voluntad de mi Padre en el cielo. Ayudad a vuestros compañeros creyentes a guardar los mandamientos para amar a Dios; amonestar a los holgazanes, animad a los tímidos, sobrellevaros mutuamente la cargas pesadas y apoyad al débil. Como elegidos de Dios, poned compasión, amabilidad, humildad, dulzura y paciencia con el lazo de la caridad y de la perfección. Si encontráis a una persona en pecado, vosotros que sois espirituales deberíais corregirla con un espíritu amoroso y dulce y traerlo a la vida en santidad. Tened una actitud de servir a los demás más bien que la de serviros a vosotros mismos; teniendo siempre en mente una ansiedad de salvar almas.

Vosotros amigos míos, también podéis ayudar a vuestros hermanos y hermanas del purgatorio que forman también parte de mi cuerpo, la iglesia. Dado que están purificándose en el fuego para limpiarse a si mismos de su pecado y culpabilidad, vuestras oraciones a Dios por misericordia sobre ellos, vuestra ofrenda de santas Misas por ellas, vuestras obras de penitencia y caridad pueden aliviar su sufrimiento y traerles antes la dicha celestial. Lo que gastéis por los que son material y espiritualmente pobres para salvar su alma y su cuerpo será atesorado a su favor en el cielo para su santificación. No creáis que las personas que os enseñan que los que se han ido de este mundo no pueden ser ayudadas por vuestras oraciones. Mi iglesia está fundada sobre el mandamiento del amor, y el amor en vuestro corazón para por aquellos que han fallecido debería urgíos a ayudar a las almas pobres en el purgatorio.
Amigos míos, regocijaos en la fiesta de todos los santos y de los difuntos porque es vuestra fiesta, también para vosotros que sois conciudadanos con el Santo de Dios y todos los pobres de la casa de Dios construidos sobre el cimiento de los apóstoles y profetas conmigo como la piedra angular.
Leed

Lev 26: 39-40
Tob 4: 7-12, 12: 8-9
II Mac 12: 38-46
Mt 4: 17; 5: 3-12; 6: 19-21; 18: 3; 19: 21; 25: 34-46
Mc 9: 33-37; 12: 29-31
Lc 6: 20-36; 13: 18-30 
Jn 3: 3-6; 6: 54-58; 10: 27-29; 11: 25-26; 13: 34-35; 14: 26; 16: 12-13; 17: 20-24
Rom 4: 7-8; 5: 3-10; 8: 11-17; 10: 9-13; 12: 9-21; 13: 8-10
I Cor 12: 12-26; 13: 4-13; 15: 36-58
II Cor 5: 14-15; 6: 14-18
Gal 5: 24-26; 6: 1-10
Ef 1: 15-23; 4: 25-32; 6: 10-18
Col 1: 18-24; 3: 1-17
I Tes 5: 14-25 
II Tes 1: 5-10; 2: 13-15
I Tim 3: 14-16; 6: 10-16
II Tim 2: 15-19; 4: 3-8
Heb 5: 7-10; 7: 26-27; 9: 11-28
Ap 7: 9-17; 12: 10-12; 14: 1-5; 21: 22-27


MENSAJE VIII – Festividad de Peter Mermier (Fundador de los MSFS) Música

“Mi camino es dificil”

Así dice el Señor: “Amigos míos, el camino de vida que he pavimentado para vosotros es estrecho con muchas curvas, espinas y cardos. Se que para algunos de vosotros os es duro seguir mi camino tomando las cruces de vuestra vida, pero debéis saber que estoy caminando siempre con vosotros y dándoos mi gracia sólo si confiáis en mi y os fiáis de mí.

Cuando digo que Yo soy el camino la verdad y la vida y que sólo a través de mi podéis llegar al Padre, ¿creéis que es difícil aceptarlo? Quizá podéis encontrar en el mundo a vuestro alrededor otros muchos caminos, algunos de los cuales podrían parecer buenos que aportan incluso sanaciones y salud pero tenéis que saber que aceptándolos os estáis alejando de mí, la fuente de toda bendición. Podéis encontrar en el mundo verdades y sabidurías que son agradables y deseables para vuestros apetitos mundanos pero siguiéndolas podéis comprometer vuestra salvación. Morad siempre en Mi y seguidme.

Cuando digo que debéis guardar mis mandamientos para amarme, podéis decir que guardarlos es agobiante. Podéis pensar incluso que la observancia de los mandamientos y de las leyes coarta vuestra libertad y no podéis hacer lo que os gusta. Pero, amigos míos, os digo que a través su observancia tenéis la verdadera libertad para ser buenos y para hacer el bien y de esta forma ser los hijos de mi Padre en el cielo. Para los que me aman y me siguen, los mandamientos no son una carga pesada porque yo les doy gracia en su corazón para cumplirlos, pues mi yugo es fácil y mi carga ligera. A través de mi gracia encontraréis fuerza incluso en vuestra debilidad, y la encontraréis mediante mi Espíritu que fluye de mi corazón a vuestro corazón.

Cuando digo que me podéis ver, tocarme y experimentarme directamente en la Santa Eucaristía podéis pensar que ¡qué difícil es creerlo! Quizá sea demasiado para vuestra mente  entender que el pan y el vino se han convertido en verdadera comida y en verdadera sangre. Hace dos mil años cuando se lo dije a los que estaban a mí alrededor, a aquellos que estaban contentos con mis milagros y bendiciones físicas y espirituales, también ellos se  escandalizaron y se quedaron estupefactos, y miles de ellos me dejaron y no continuaron más conmigo. Sólo mis doce discípulos que verdaderamente decidieron seguirme pudieron creer el misterio de la Eucaristía. Amigos míos, os estoy preguntando la misma pregunta que les pregunté: “¿También vosotros os queréis marchar? O, ¿sois capaces de aceptar el misterio de mi iglesia y los sacramentos y decir como ellos ”creemos en lo que dices y te reconocemos como el Santo de Dios”

¿Estáis desconcertados con mi mensaje al joven rico, “vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres para tener un tesoro en el cielo y después sígueme”? Para ser mis seguidores auténticos tenéis que renunciar al mundo, a la riqueza y a las posesiones, sólo así podréis estar apegados a mí; en una vida así encontraréis la alegría auténtica y la libertad”.   Cuando estáis esclavizados con las riquezas y con las posesiones en el mundo no sois completamente libres. Todo lo que intentáis poseer con vosotros y a vuestro alrededor es momentáneo y transitorio y no puede sobrevivir después de este mundo.  Debéis saber que vuestro verdadero hogar está en el cielo y todo lo que dais al prójimo, especialmente a los pobres mediante vuestras renuncias y sacrificios, os será atesorado en vuestro hogar eterno, y todo lo que hagáis por los pobres consideraré que me lo habéis hecho a mi.

¿Os parece raro cuando digo que tenéis que amar a los enemigos y rezar por los que os persiguen? Amando a los que os odian o no os aman y dando sin esperar nada a cambio, es como sobresaldréis en vuestra vida cristiana y eso os hará diferentes a los demás. Os he elegido particularmente para que seáis mis testigos especiales del amor. Mediante vuestro amor a los demás es como el mundo conocerá que sois mis discípulos y que Yo he sido enviado por mi Padre.

¿Es demasiado, amigos míos, cuando yo digo que tenéis que ser santos como yo soy santo y que la voluntad de mi Padre celestial para vosotros es la vida en santidad? Debéis saber que yo os creé santos a imagen de vuestro Padre celestial, y haciendo Su voluntad es como entraréis en Su reino. A través de la vida en santidad es como obtendréis todas las bendiciones que he traído a este mundo mediante mi muerte y resurrección. Debéis permanecer en mí a través de la santidad, y así podréis pedirme cualquier cosa que necesitéis y la encontraréis. Conmigo podéis hacer todo y sin mí no podéis hacer nada, morad en mí mediante la vida santa.

¿Es muy duro para vosotros, queridos matrimonios, cuando os digo que no hay que divorciarse de vuestra pareja en la vida? Tenéis que saber que desde toda la eternidad mi Padre, vuestro Padre, ha elegido para vosotros a vuestra pareja en la vida para que podáis vivir unidos como uno de la misma forma que Yo y mi Padre somos uno; y procrear hijos, enseñarles y darles disciplina en la escuela de los valores de vida espirituales y morales. En el sacramento del matrimonio os doy la gracia a ambos para vivir el uno para el otro, haciendo siempre por el otro cualquier cosa que me harías por ti Deseo que la iglesia, mi cuerpo, sea desprovista de divorcio y aborto y se base sólidamente en familias buenas, santas y no divididas.

¿Estáis confundidos y estupefactos al mirarme, vuestro Señor y Rey agonizando en la cruz como un criminal? ¿Os habéis convertido en los enemigos de la cruz? Tenéis que saber que el mensaje de la cruz es poder y sabiduría para aquellos que han sido salvados y una locura para aquellos que están pereciendo. Sólo si morís conmigo, resucitaréis conmigo y saldréis victoriosos y os sentaréis conmigo al lado de mi Padre en el cielo. Para pertenecer a mi y para ser cristianos auténticos debéis crucificar vuestra carne con todas vuestras pasiones y deseos porque los deseos de la carne son contrarios a los deseos del Espíritu Santo quién es el que os conduce a la perfección y a la vida en santidad. Por ser mis seguidores tendréis que afrontar y soportar rechazos, insultos, penurias, persecuciones y a través de ellas os purificáis como el oro en el crisol del orfebre. Mediante vuestro sufrimiento el Espíritu Santo que mora en vosotros, os funde y os moldea para ser como yo y así mi vida se manifestará más en vosotros. Cuando pasáis por esa experiencia sois más gloriosos y bendecidos y seréis mi aroma entre los que han sido salvados y entre los que están pereciendo. Amigos míos, regocijaos en todos vuestros sufrimientos justificados a causa de mi nombre.

Quiero cristianos auténticos y no cristianos de nombre con un seguimiento superficial y formal con una máscara y  un fingimiento de prácticas religiosas. Estoy esperando a los que me siguen de todo corazón con alegría y satisfacción en su corazón. Mis amados amigos, ¿estáis listos para una respuesta personal a mi llamada como le pedía a Pedro, mi discípulo fiel, “¿Quién decís vosotros que soy yo?”; “Me amáis más que esos?” o “¿También vosotros me abandonáis?”  Contemplad que Yo soy el maestro y amigo fiel que está siempre con vosotros.
Leed: 

Mt 5: 10-12; 6: 19-21; 7: 13-14; 10: 30-33, 37-38; 11: 30; 16: 15; 19: 6, 21; 24: 24; 25: 40
Mc 7: 6-7; 10: 38 
Lc 6: 27-36; 9: 57-62; 13: 22-24; 14: 26-33 
Jn 6: 11-15, 22-69; 8: 31-34; 13: 34-35; 14: 1-7, 15; 15: 1-10; 21: 15-18 
Rom 6: 3-11 
I Cor 1: 18; 8: 4-6 
II Cor 4: 7-11, 16-18; 12: 7-10
Gal 2: 20; 5: 1, 13, 24 
Ef 1: 4; 5: 18
Fil 3: 18-20; 4: 4 
I Tes 4: 3-8 
I Tim 6: 10 
II Tim 3: 1-5
Santiago 1: 2-3
I Ped 1: 6-7, 15-16; 4: 12-14
I Jn 2: 15-17; 5: 3


MENSAJE VII –  Fiesta de San Juan María VianneyMúsica

“¡Sois mis sacerdotes para siempre!”

Así dice el Señor: “Os amo sacerdotes míos, a quienes he llamado de una forma muy especial a que seáis como yo, a irradiar mi amor y misericordia por todo el mundo, a completar el trabajo de salvación que comencé hace 2000 años. No ha sido ni por fortuna ni por vuestra decisión o por vuestros méritos que os habéis hecho sacerdotes, sino que ha sido por mi elección y por mi gracia que habéis sido llamados a este estado de vida sublime y noble que es mayor que el de los ángeles y que el de los arcángeles. Se os ha dado el poder y la autoridad para atar y desatar, para perdonar los pecados de la humanidad, y para traer a la vez sobre ella tanto bendiciones materiales como espirituales.  Vosotros, a través de vuestra palabra y con el aliento de vuestra boca cambiáis el pan y el vino en mi cuerpo y sangre y así traéis mi presencia viva en medio de ellos.  Solamente una vez tomé la forma humana en el vientre virginal de María, mi Madre, pero ¡me encarno diariamente en vuestras manos mediante mi Palabra y mi Espíritu!. ¡Oh sacerdotes míos! ¡Qué privilegio tan grande y sublime os he dado para que toquéis y manejéis diariamente mi cuerpo y mi sangre en la mesa Eucarística!.

Mediante mi Espíritu, Yo os he nombrado para que seáis vigilantes de mi rebaño al que he redimido con mi propia sangre,  así pues, cuidarlo con amor, respeto, compasión y misericordia. Si alguno de ellos se extravía con enseñanzas erróneas sobre mí o sobre mi iglesia, que es mi cuerpo, el pilar y el fundamento de la verdad, tenéis el deber como buen pastor, de traerlos de vuelta a mi rebaño, corrigiéndoles quizá sus errores, sanando sus heridas, y restituyéndoles la salud de alma y cuerpo. Mis amados sacerdotes, si me amáis, vuestro corazón debería quemarse en amor, interés y celo por mi pueblo que he confiado a vuestro cuidado.

Mi pueblo está pereciendo por la falta del Pan Verdadero y del Agua Viva. Veo una gran hambruna por todo el mundo. En la búsqueda del objeto de su hambre y de su sed, mi pueblo es conducido de forma equivocada hacia caminos satánicos y de pecado que son placenteros y atractivos para los deseos de sus sentidos y de la carne, y de esa forma perecen bajo la esclavitud del pecado y de Satanás. Como he hecho oraciones y súplicas a Dios, mi Padre, en lágrimas y a grito en alto con un corazón amoroso y compasivo, vosotros, mis sacerdotes, deberíais quedaros entre el altar y el sagrario y rezar por la conversión y el retorno de mi pueblo desde sus caminos perecederos.

Muchos de los de mi rebaño se han ido del camino correcto y están yendo a tientas en la oscuridad y en la ceguera. No saben ni lo que está bien no que está mal, lo que está limpio o lo que está sucio. ¡Oh, sacerdotes míos!, sois los mensajeros y embajadores de mi reino, vuestros labios y vuestro corazón deberían conservar la sabiduría y el conocimiento según mis mandamientos y la enseñanza de la iglesia; y mi pueblo buscaría de vuestra boca y encontraría las instrucciones correctas. Deberíais saber distinguir entre lo que es sagrado y lo profano, entre lo que está limpio y lo que está sucio. Tenéis que ser una luz que brilla en la oscuridad del mundo conduciendo a muchos a la luz de la salvación. Por supuesto que estoy enfadado con aquellos sacerdotes que violan mis leyes y profanan lo que para mi es santo. Quiero que mis sacerdotes sean santos como yo soy santo, quiero que conduzcan a mi pueblo a la vida de santidad lo cual, es mi voluntad para ellos y a la que están llamados desde la creación del mundo.

Estáis ungidos con mi Espíritu para predicar el Evangelio, para sanar las heridas de mi pueblo, para liberarlo del poder del pecado y de la oscuridad. Diariamente, mediante vuestra oración personal, y con la celebración con sentido del sacramento de la Sagrada Eucaristía con fe y amor, tenéis que encender el fuego del Espíritu en vosotros y acumular poder y energía para hacer mi obra. No digáis que estáis cansados. en todas vuestras fatigas y desánimos Yo estoy con vosotros para levantaros; no digáis que sois débiles porque en vuestra debilidad, mi espíritu que mora en vosotros os fortalece: no digáis que sois viejos porque cuando avanzáis en edad avanzáis también en sabiduría y en gracia para que a través de mi Espíritu rejuvenecedor siempre permanezcáis jóvenes para vivir por mi y para trabajar para mi; no digáis que no habéis sido dotados de carismas porque en vuestra ordenación os he ungido con todos los dones y carismas: Mi gracia es suficiente para vosotros, pues el poder se hace perfecto en la debilidad. Por tanto sed activos y dinámicos en mi viña para cultivar, sembrar, deshierbar, abonar, guardar, proteger y cosechar; perseverad en vuestras tareas, salvaréis vuestra alma y la de los que están a vuestro alrededor y seréis colocados en la cima de la victoria y de la justicia el día de la recompensa.

 Desde el principio hubo traidores, hacedores del mal, escandalizadores entre mis elegidos que destruían el rebaño y a mi iglesia. Mis queridos sacerdotes, no quiero que a vosotros os cuenten entre los que su alma y el alma de los demás. Quiero que seáis un ejemplo de para los creyentes en lo que decís, en amor, fe  ye en pureza. El celibato sacerdotal es uno de los mayores carismas que os he conferido. Es el carisma con el que los ángeles y los santos en el cielo están dotados. Sacaréis fuerza y fortaleza de él para entregaros a mí y a mi rebaño. Mediante el celibato creceréis y destacaréis en todas las demás virtudes y la gente a vuestro alrededor Me verá en vosotros. Nunca déis marcha atrás en vuestra decisión, compromiso y votos, ¡sois sacerdotes para siempre!

La cantidad de muchos y buenos sacerdotes preserva a la iglesia, mi cuerpo, en santidad y poder. Los méritos de sus oraciones, penitencia, sacrificios,  la celebración de los sacramentos y las buenas obras crean un océano de gracia sobre la iglesia desde donde hay muchos que encuentran la salvación. Finalmente, mis bienamados sacerdotes, quiero que me pertenezcáis completamente, estoy en vosotros y vosotros estáis en mi y mediante esta unidad de amor y santidad conquistaremos todo el mundo
 
Leed: 

Gen 3: 6 
Lev 10: 10
Ez 22: 26; 34: 1-10
Lam 2: 18-19
Jos 4: 6
Amós 8: 11-12
Mal 2: 1-9
Mt 10: 5-33-; 19 : 28-30; 28: 18-20
Mc 8: 34-38; 14: 22-26; 16: 15-18
Lc 4: 18-19; 9: 23-27, 62; 14: 26-33; 17: 7-10; 22: 14-20
Jn 6: 35-38, 54-56; 8: 46; 10: 7-18; 15: 1-10; 21: 15-17
Hech 5: 12-16; 20: 28 
Rom 8: 26; 12: 9-21; 13: 1; 14: 8 
I Cor 9: 16-18; 12: 12-13 
II Cor 5: 14-20; 12: 9
Ef 1: 4 
I Tes 4: 3 
I Tim 3: 15; 4: 6-8
Heb 4: 15-16; 5: 1-10
I Ped 1: 15-16; 5: 2-4
Ap 7: 1-9 


MENSAJE VI – PENTECOSTÉS 2009 Música

“Defended la vida a través de mi Espíritu el dador de vida”

Así dice el Señor: “Amigos míos, sobre todos los que creen en mi y me aceptan como Señor y Dios, envío mi Espíritu, Espíritu de santidad para santificaros y ayudaros a que llevéis una vuestra vida según mi voluntad;  Espíritu de amor para amar a Dios y para amar a todos: Espíritu de fuerza y de autodominio para poner disciplina en vuestra vida según los buenos principios morales de vida, para resistir y derrotar los asaltos del enemigo, Satanás, y hacer el bien a los demás como yo hice. Por mi Espíritu seréis partícipes de mi naturaleza divina, hijos de mi Padre en el cielo, herederos de Dios y mis coherederos; sí, mediante el Espíritu seréis mis hermanos y hermanas experimentando la auténtica libertad de los hijos de Dios para hacer el bien y para servir a los demás y no ser esclavos de Satanás ni del pecado.

Mis queridos hermanos y hermanas, más que nunca antes, en los tiempos actuales estáis más necesitados de mi Espíritu quién os refuerza con dones y carismas para derrotar a todas las fuerzas del enemigo, Satanás, con todos sus planes y tácticas para derrotar a la humanidad que fue creada por Dios, Mi Padre, a Su imagen y semejanza, y a la que he redimido con mi pasión y muerte. Mi Espíritu os trae a mi Padre y mi vivos en vuestro corazón; así que no estáis solos en vuestra lucha contra Satanás, el mundo y la carne. Satanás y sus ángeles están merodeando para conseguir más gente para su reino seduciéndolos para que no cumplan todas las leyes y mandamientos y de esa manera no amen a Dios. Está generando caos y anomalías sobre la tierra sembrando la semilla del pecado en el corazón de los hombres y así quitarles los principios morales y los valores de la vida. En estos días hay muchos que están perdiendo la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo equivocado. Satanás está intentando destruir a la humanidad esparciendo la cultura de la muerte mediante un incremente del asesinato, el aborto y el suicidio. Todas las batallas, guerras y terrorismo en donde son asesinados miles de personas inocentes son obra de Satanás. Ha inflingido un gran temor en el corazón de muchos al nacimiento de niños para que las parejas casadas restrinjan el número de hijos a uno o a dos, muchos matrimonios no tienen hijos y hay jóvenes que permanecen solteros.

Sabéis muy bien que he venido a este mundo a dar vida, vida en plenitud. El Espíritu que derramo hoy sobre vosotros es un Espíritu dador de vida con el que conseguiréis un mayor amor y estima por la vida y recibiréis el carisma de defender la vida y de luchar por la vida y promover así la vida. Al crear a la humanidad, mi Padre celestial destinó que la tierra fuese llenada de vidas humanas a través del uso correcto de la sexualidad en la vida matrimonial, y siempre quiso que la humanidad se incrementara en número y nunca que decreciese. Satanás, el enemigo de la humanidad, que ya tuvo envidia de su creación, fingiendo hacer el bien está intentando ahora a través de vosotros mismos destruir todos los planes buenos de mi Padre para vuestro bienestar y prosperidad. Es tiempo, amigos, para que estéis vigilantes y en alerta para luchar contra el espíritu de la muerte y de destrucción mediante el Espíritu dador de vida que derramo en vuestro corazón.

Os urjo, matrimonios, a asumir la responsabilidad de tener muchos niños sobre la tierra con el uso correcto de la sexualidad mediante la que os habéis convertido en co-creadores. A través del sacramento del matrimonio os doy el poder de mi Espíritu para que permanezcáis firmes y fieles a vuestro compromiso del uno con el otro mediante el sacrificio personal y el amor, y para asumir todos los desafíos de la vida matrimonial. No os convirtáis en presas de Satanás que quiere traer división y separación rompiendo vuestro vínculo matrimonial santo para que vuestro matrimonio termine en divorcio lo cual va contra mi voluntad. Urjo a la gente joven a que se case por medio del sacramento del matrimonio y que sean heraldos y promotores de una nueva cultura y generación aceptando muchos hijos como regalo de Dios.

Queridos amigos, vosotros que creéis en mi y me seguís deberíais crecer en número y en calidad a través de una vida cristiana auténtica, para que aquellos que no me conocen o no creen en mi puedan venir y encontrar vida y salvación. Se que no es fácil vivir según los deseos del Espíritu porque los deseos de la carne y del mundo son muy fascinantes y atractivos, pero cuando os fiáis de mi y me clamáis, el poder de mi Espíritu os acompañará siempre y en todas las circunstancias de vuestra vida. Haré que vuestro yugo sea fácil y vuestra carga ligera. Incluso, cuando seáis perseguidos por vuestra buena conducta cristiana, mi Espíritu a quién mi Padre envía a vuestro corazón defenderá vuestra causa y os llevará a la victoria. Vosotros sois los hijos propiedad de Dios y deberíais siempre ser conducidos por el Espíritu de Dios y luchar constantemente contra los espíritus impuros. Ved que Yo estoy con vosotros para siempre”.
Leed: 

Gen 1: 27-28; 3: 1; 9: 1-7
Dt 28: 11
Sal 115: 14; 127: 3-4; 128: 3
Prov 17: 6
Is 11: 2
Ez 22: 26
Jer 29: 6-14
Mt 10: 20; 11: 30; 12: 28-32; 13: 24-30; 19: 6 
Mc 4: 15; 5: 2-10; 15: 15 
Lc 4: 18; 11: 24-26; 12: 10-12; 13: 24 
Jn 1: 12-13; 8: 34, 44; 10: 10; 14: 20; 15: 10 
Hechs 1: 8; 2: 1-21; 4: 29-31; 8: 14-17; 10: 38; 19: 1-7
Rom 5: 5; 8: 14-17; 3: 21-26 
I Cor 3: 16-17; 6: 15-20; 12: 1-11 
II Cor 6: 14-18; 7: 1
Gal 3: 26; 4: 6-7; 5: 1, 16-17, 22, 23
Ef 2: 1-2; 6: 10-18
I Tes 4: 7-8
II Tim 1: 6-7
I Ped 2: 9; 5: 8-9
II Ped 1: 4
I Jn 4: 1-4; 5: 3-5 
 


MENSAJE V – PASCUA 2009 Música

“HA RESUCITADO, ¡ALELUYA!”

Así dice el Señor: “Soy la resurrección y la vida, y el que cree en mi, aunque muera, vivirá, y todo el que viva y crea en mi nunca morirá. Mis queridos amigos, si no hubiera resucitado de entre los muertos, vuestra fe en mi hubiera sido en vano. Mi resurrección de entre los muertos es vuestra esperanza en esta vida; después de esta vida complicada en la tierra con sus esfuerzos y dificultades, desánimos y frustraciones, fracasos y derrotas, resucitaréis conmigo y os sentaréis conmigo en el cielo al lado de mi Padre, vuestro Padre. Vuestros pequeños sufrimientos presentes no son nada comparados con la gran gloria que os espera en la eternidad.

Estáis teniendo ahora un anticipo de esa dicha celestial en la Iglesia, mi cuerpo, mediante la oración y los sacramentos. Cuando os llenáis con mi Espíritu y cuando os hacéis uno conmigo comiendo mi cuerpo y bebiendo mi sangre en la Santa Eucaristía, ya estáis en mi reino. Se que durante estos días de Cuaresma os habéis arrepentido de vuestros pecados y habéis tomado la buena decisión de seguirme. Estáis liberados de vuestros pecados habituales y de sus circunstancias; debéis de consideraros a vosotros mismos como muertos al pecado y resucitados conmigo; no permitáis que el pecado vuelva a matar vuestra alma. No dejéis que le pecado reine sobre vuestra alma sino que permitid que sea mi gracia la que reine siempre sobre vosotros para que podáis vivir en mi y para mi. Cuando vivís de esta forma, Satanás y su reino no tienen poder sobre vosotros, nadie puede acusaros ante mi Padre, sino que al contrario, os reconoceré ante El y estaré a vuestro lado en cada momento de vuestra vida.

Yo, que me he dado a vosotros completamente para vuestra salvación, os daré todo según la voluntad de mi Padre pero tenéis que permanecer siempre en mí por medio de la gracia. Llamarme para todo lo que necesitéis y Yo estaré ahí para responder a vuestra oración. Permaneced en mí y en mi Padre que me envió. Os he dado la libertad, la alegría y la paz que este mundo no puede daros, pero las podéis perder cuando regresáis a  la esclavitud del pecado. Cuando os mantenéis guardando mis mandamientos de amor a Dios y amándoos unos a otros, aumentará sin medida vuestra libertad, alegría y paz. Cuando amáis al mundo y a las cosas del mundo siguiendo los deseos sensuales y los apegos mundanos, mi amor y vida cesarán de morar en vosotros.

Hoy sois santos y consagrados a Dios porque estáis lavados y purificados en mi sangre. Quiero que ofrezcáis vuestra vida como un sacrificio vivo y santo complaciendo a Dios y discerniendo siempre en vuestra vida la voluntad de Dios. Alegraos, alegraos siempre en mí porque vuestro nombre está escrito en el libro de la vida. Alegraos de nuevo porque habéis resucitado conmigo a una nueva vida y estaré siempre con vosotros."
Leed: 

Mt 7: 21; 10: 32-33 
Mc 12: 29-31 
Lc 6: 46; 10: 19-20 
Jn 11: 25; 15: 6-7; 16: 23-27; 17: 24 
Rom 6: 9-14; 8: 32; 12: 1-2 
I Cor 15: 14 
Fil 4: 4
Col 3: 1-2
II Tim 2: 19 
I Jn 2: 15-17; 5: 14-15 
Ap 12: 10-12; 21: 27
 


MENSAJE IV – SEMANA SANTA 2009 Música

“De mi pasión y sufrimientos sacad fuerza”

Así dice  Jesús, El Señor: “Os llamo amigos porque os he revelado todo lo que he escuchado a mi Padre y porque cumplís con todo lo que os he dicho que hicierais;  os llamo hermanas y hermanos míos porque habéis recibido en vuestro corazón mi Espíritu mediante quien sois hijos y herederos de Dios. Yo continúo viviendo entre vosotros y llevando a cabo toda la obra de salvación a través el Espíritu Santo a quien os he dado a través de la iglesia, mi cuerpo, que es el pilar y el fundamento de la verdad. En estos días, deseo que saquéis más fuerza de mi pasión y sufrimientos que padecí por vosotros sobre la cruz en el Calvario. Quiero que vengáis al Calvario en espíritu junto con María, mi Madre, Juan mi discípulo bienamado y María Magdalena para que me veáis a mí y mi gran amor por vosotros.

Incluso aunque fueras la única persona sobre la tierra hubiera descendido a la tierra para eliminar tu pecado y llevarte la salvación porque te creé a mi imagen y semejanza, eres precioso y glorioso a mi vista, tu vida es única y nadie puede sustituirla, y porque eres un templo vivo del Espíritu Santo. Debes saber que tus aflicciones y sufrimientos presentes son sólo momentáneos y transitorios, pero vuestra auténtica vida está escondida conmigo desde toda la eternidad.  Es una gran pena que pongáis toda vuestra esperanza en este mundo, y no cuidéis vuestra alma que es inmortal y única. ¿No sabéis que cuando vivís en pecado incumpliendo los mandamientos estáis muertos en alma y estáis condenados? Llevé todos vuestros pecados, iniquidades, maldiciones y enfermedades sobre mi cuerpo en la cruz para que pudierais liberaros de todos ellos y viváis siempre una vida haciendo el bien y complaciendo a Dios.

Fue para mí muy duro tomar todos vuestros pecados y convertirme en pecado sobre la cruz identificándome a mi mismo con vosotros en vuestra pecaminosidad e iniquidades; pero fue la voluntad de mi Padre, vuestro Padre, la que yo tenía que cumplir. Durante largas horas grité y supliqué a mi Padre que apartara el cáliz amargo de los sufrimientos, sufrimientos por vosotros, y finalmente, me sometí a Su santa voluntad. Al hacerme pecado por vosotros y cargando vuestra muerte sobre Mí, Yo os liberé de la esclavitud del pecado y de la muerte e  hice de vosotros una raza escogida, una nación sacerdotal y santa y el pueblo de Dios para ser testigos de mi luz. Cuando vosotros, que recibisteis el Espíritu Santo en el Bautismo y en otros sacramentos, os alejáis del camino de santidad para vivir una vida de pecado, estáis re-crucificándome y despreciándome. Hoy no son ni los judíos ni los paganos los que me crucifican sino vosotros que sois mis queridos amigos, hermanos y hermanas los que me estáis crucificando. Si todavía os queda un poquito de amor por mí en vuestro corazón, contemplad mi corazón abierto completamente para daros perdón, purificación, sanación y una nueva vida y un retorno a mí.

Terminad con todo lo que es mundano, inmoral y todo lo que va en contra de la voluntad de Dios, crucificando a vuestro hombre viejo, con sus pasiones y deseos, para que no viváis según la carne, sino según el Espíritu. Hermanas, hermanos y amigos míos, Yo os exhorto a que os arrepintáis de vuestros pecados y a que comencéis a vivir una vida nueva. Debéis saber que tenéis que vivir según la gracia que recibisteis en vuestro bautismo; en el bautismo moristeis al pecado y enterrasteis conmigo vuestro yo pecador para que podáis participar en la gloria de mi resurrección a través de la gracia. No tenéis que permitir que el pecado reine sobre vuestra vida mortal. Este es un tiempo de gracia y este es el tiempo de vuestra salvación. Venid a mí y encontraréis vida para que no muráis en vuestro pecado.

Vosotros, que ya camináis en Mi gracia, debéis saber que tendréis pruebas, tentaciones y sufrimientos para seguir Mi camino. Es una vida en la que hay que tomar la cruz y caminar por el camino de restricciones y entrar por la puerta estrecha porque la puerta del cielo es estrecha y los caminos y puertas hacia el infierno son amplios y abiertos. Cuando entregáis todos vuestros sufrimientos a mis sufrimientos en la cruz, encontraréis gracia y fuerza para afrontarlos con valor y yendo hacia delante con alegría en vuestro corazón. Vuestro sufrimiento es bendecido y os hacéis santos, cuando sois ridiculizados, insultados o perseguidos porque vivís públicamente una auténtica vida cristiana guardando los valores de vida cristianos y morales como mis testigos. Como mis buenos seguidores, tenéis que cargar diariamente mi muerte en vuestra vida para que la gloria y la bendición de mi vida se manifiesten en vuestra vida. Cuando entregáis cada uno de vuestros sufrimientos a mis sufrimientos, estáis creciendo en santidad y ayudando asimismo a muchos otros a crecer. He aquí que estoy con vosotros para santificaros mediante vuestros sufrimientos”.
Leed: 

Gen 1: 26
Lev 4: 3; 16: 6ss
Is 43: 1-4; 49: 15-16
Mt 5: 10-12; 7: 13-14; 8: 17; 27: 45-56 
Mc 1: 15; 8: 31-37; 15: 22-41 
Lc 9: 15; 22: 40-44; 23: 33-49 
Jn 8: 34; 15: 14-15; 19: 17-37 
Rom 8: 1; 6: 1-23 
I Cor 3: 16-17; 15: 19 
II Cor 4: 7-18; 5: 21
Gal 3: 13; 4: 6-7; 5: 16-26 
Col 1: 18; 2: 9-15; 3: 3, 5, 17
I Tes 4: 3-8 
I Tim 3: 15; 
Tito 2: 14 
Heb 6: 4-6; 9: 22; 10: 5-10
I Ped 2: 9, 24 
I Jn 2: 15-17 
Ap 3: 20
 


MENSAJE III – CUARESMA 2009Música

“Oración, penitencia y limosna”

Así dice el Señor: “Hijos míos, otra vez estáis entrando en el período sagrado de la Cuaresma,  un tiempo especial que la iglesia ha separado para considerar y meditar la vida, el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Cristo, mi Hijo, vuestro Salvador y Señor para sacar fuerza y gracia de vuestra vida cristiana. Es un tiempo de oración, penitencia, limosna y participación activa en los Santos Sacramentos, especialmente en el sacramento de la reconciliación y en la Santa Eucaristía. Os aconsejo a todos tomaros este periodo seriamente para que podáis crecer más y más en santidad y perfección.

Sabéis que inmediatamente después de Su bautismo en el Jordán, Jesús pasó cuarenta días en el desierto ayunando y rezando para encontrar el poder y la gracia para hacer mi voluntad y para luchar contra el enemigo, el diablo. Jesús es vuestro ejemplo para todo tiempo. El ayuno y la mortificación no es sólo evitar algunos alimentos que os gustan sino que también debe ser un tiempo para comer más del alimento del cielo que es hacer la voluntad de Dios en vuestra vida. Recordad lo que Jesús vuestro salvador, dijo en el pozo de Jacob a los discípulos: “Mi alimento es hacer la Voluntad de Quién me ha enviado para terminar su trabajo”. La voluntad de Dios para vosotros es vuestra santidad en la vida. El evitar comidas, bebidas o vuestros entretenimientos favoritos etc. os ayuda a crecer más en santidad y perfección mediante la disciplina y el autocontrol. Ayunando podéis recibir una profunda sanación interior y fuerza para controlar vuestra carne son sus pasiones y deseos. Quizá vuestro apego hacia gente y cosas mundanas son la razón de vuestros pecados. Ayunando en oración os ayudará a practicar la negación de uno mismo y el ser desprendidos para que podáis estar más apegados a Jesús y a mí.

Acordaos de lo que Jesús le dijo a Satanás en el desierto: “No se vive  sólo de pan sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”. Deseo que durante este periodo paséis más tiempo leyendo la Sagrada Biblia y la vida de Cristo para que podáis encontrar Sus palabras para vuestra vida. Vuestro amor a Dios se prueba con vuestro cumplimiento de la Palabra; Yo voy y moro en aquellos que guardan mi palabra.

Hijos míos, a la luz de la palabra de Dios, podéis examinar vuestra conciencia para encontrar vuestros pecados, al arrepentiros podéis confesarlos y detestarlos para comenzar una nueva vida. Soy vuestro Padre con un corazón afligido y compasivo hacia los pecadores, Yo les espero a que vuelvan. ¿Durante cuanto tiempo podéis continuar en vuestro pecado? Volved a mi y a mi camino para que podáis experimentar mi gran plan para vuestra vida.

Así como Jesús murió por vuestros pecados, también vosotros debéis morir al pecado y vivir para Dios. No permitáis que ningún pecado reine ni sobre vosotros ni sobre vuestro cuerpo para  que no os hagáis un esclavo de él. Sumergíos en la gracia que fluye del Corazón de Jesús, la cual la podéis experimentar ahora mediante la gracia en la oraciones de la iglesia y en los sacramentos para que el pecado no tenga asidero en vosotros. Esta es la libertad a la que os llamo, una libertad para hacer el bien y evitar el mal, una libertad para amar a Dios y a los demás y para evitar las ocasiones y oportunidades de la carne para pecar.

¿Estáis enfadados con alguien? Con vuestro enfado y no perdonando estáis abriendo las puertas a Satanás para que entre en vosotros para saquearos y destruiros. Hijos míos, por tanto perdonad todo y reconciliaros con todos para que podáis andar por mi camino. Vuestro amor por el vecino debería llegar hasta el extremo de amar a vuestros enemigos. Amad a los que no os aman, bendecid a los que os maldicen, rezad por los que os persiguen para que podáis ser dignos de ser mis hijos.

Hay mucha gente en el mundo que es material y espiritualmente pobre y que merece vuestro amor compasivo y vuestro servicio. Podéis ver a los que están hambrientos, desnudos, sin hogar sin nadie que les ayude.  Los podéis ver enfermos, rechazados, heridos, tristes y deprimidos sin nadie que les consuele o que vierta aceite o vino sobre sus heridas. Si estáis convencidos de que estáis llamados a ser como Jesús, tenéis que quitar sus debilidades y llevar sus enfermedades; intentad al menos convertiros para ellos en el Buen Samaritano compartiendo con ellos lo que tenéis. Lo que hagáis por ellos estará escrito en el libro de la vida y seréis muy recompensados doblemente en esta vida y en la vida venidera. Separad diariamente algo para los necesitados y así almacenaréis tesoros en el cielo.

Hijos míos, permitid que cada día de este periodo santo sea un día de gracia para vosotros. Tened en cuenta a vuestro Salvador y Señor que abrió Su Corazón por vosotros, tomad de ahí fuerza para vuestra vida y haceros más parecidos a El.Contemplad, estoy siempre con vosotros”
Leed: 

Mt 4: 1-11; 5: 43-48; 6: 19-21; 7: 21; 8: 16-17; 18: 35; 25: 35-40
Mc 1: 12-13; 3: 35; 8: 2-3 
Lc 6: 27-37; 10: 29-37; 13: 1-5; 15: 1-32
Jn 4: 33-34; 14: 15, 23-24; 15: 10; 19: 34 
Hech 2: 38-39; 3: 19-21 
Rom 3: 24-26; 5: 1-9; 6: 6-14; 12: 1-2
I Cor 6: 11; 13: 4-7; 15: 3-4; 16: 1-4
II Cor 6: 21; 7: 1-2
Gal 5: 1, 13, 24; 6: 9-10
Ef 1: 4; 4: 22-32 
Col 1: 13-14; 3: 5-14
I Tes 3: 12-13; 4: 3-8
I Tim 1: 15; 6: 14-16, 17-19
II Tim 1: 9-10; 2: 11-12, 22-26
Heb 9: 22-28; 10: 22
Sant 1: 22-24; 2: 8-9, 14-26
I Ped 1: 15-16; 3: 8-12; 4: 7-10 
I Jn 1: 9-10; 2: 7-11; 3: 11-18; 4: 16-21
Ap 2: 27; 22: 12
 


MENSAGE II – 24 de  Enero de 2009 – Fiesta de Sant Francisco de Sales Música

“Familias fuertes hacen una nación fuerte”

Así dice el Señor, “Soy el Señor, tu Dios, que te creó a mi imagen y semejanza. Os creé con una distinción inequívoca en la sexualidad –hombre y mujer-. Después de haber creado al primer hombre y mujer, instituí a la familia humana, la piedra angular y la célula vital de la sociedad otorgándoles mi bendición paternal para vivir juntos como uno. Les di el regalo de la sexualidad para que lo usaran en la vida de casados para procrear hijos para que la familia y para que la sociedad humana pudiese expandirse y continuar existiendo.  Mi voluntad y plan para cada familia es la unión indisoluble del marido y de la esposa, y odio todo lo que vaya en contra de ella. Quiero que los maridos y las esposas usen el don sagrado de la sexualidad según la buena conducta y los valores morales que provienen tanto de la ley natural y de la divina para que pueda haber un orden correcto de paz y armonía en la familia, y que nazcan niños sanos de sus relaciones saludables y santas ¡ Siempre el bien engendra el bien y el mal engendra el mal!

Así como he creado a la humanidad en familias, también la salvo en familias. Cuando destruí toda la tierra con el diluvio por los pecados de la humanidad, salvé a la familia de Noé que vivía justamente. A través de esa familia la humanidad y todas las criaturas continuaron existiendo. Lo mismo pasó cuando destruí las ciudades de Sodoma y Gomorra por el incremento de la inmoralidad, especialmente de la homosexualidad; salvé a Lot y a su familia. Permití que mi hijo Jesús naciera en una familia para que fuese modelo para todos vosotros; una familia de oración, una familia en la que se practicaron las virtudes en amor mutuo y en obediencia completa a Dios. Jesús reunió gente a Su alrededor como familias. Mi corazón se llena de gozo cuando veo a muchas familias viviendo recta y santamente según mi voluntad y mi plan.

El fracaso de la vida en familia es el fracaso de la humanidad. Las dos grandes amenazas para la vida en familia hoy en día son el divorcio y el control artificial de la natalidad, lo primero destruye la familia rasgándola en dos pedazos, y lo segundo frustra la expansión de la familia y de la sociedad humana. Es triste que muchos jóvenes maduros entablen numerosas relaciones sexuales a corto plazo o incluso a largo plazo antes de que se casen, y muchas veces ni siquiera se casan. Estoy contra todo tipo de relaciones prematrimoniales y concubinato. Odio el aborto porque es un asesinato de niños inocentes creados a mi imagen y semejanza. No puedo aprobar todas las formas de control artificial de la natalidad ya que impiden el nacimiento del niño.  Contribuyen asimismo en gran medida a incrementar la inmoralidad sexual en el mundo.

He impreso las diferencias de la sexualidad, los rasgos y caracteres masculinos y femeninos en la misma constitución de cada ser humano. Mi objetivo al crear la humanidad con estas dos sexualidades distintas fue el de juntarlas en la vida matrimonial en donde deberían perfeccionar mutuamente la imagen y la semejanza en la que yo los he creado. Quiero que sean un regalo el uno para el otro en su irrompible unión física y espiritual, y que contribuyan con el don de los hijos de esa unión para la próxima generación. Las uniones del mismo sexo son un absurdo y son perversiones que van en contra de la verdad de la identidad humana y de mi diseño para la humanidad.

En la familia es donde se educa, forma y disciplina la futura de la generación. El fracaso de la humanidad está ligado a que el factor familia no sea reconocido como generador de virtudes y valores espirituales, sociales y religiosos; cuando esto sucede, la humildad retorna a un nuevo barbarismo. La familia tiene un rol fundamental e insustituible  como transmisor de valores para la nueva generación; y la generación actual lleva las heridas y los traumas de las generaciones pasadas. Si deseáis venir a mi a través de las heridas de mi Hijo, Jesús, a Quién envié entre vosotros como Salvador y Sanador, estoy listo para sanar y liberar esta generación a su color prístino y a su belleza. Debéis saber que la desintegración y los absurdos en la familia son signos de una sociedad enferma y permisiva. Si las familias de hoy son sanadas y comienzan a vivir según mi voluntad y diseño, tendréis una nueva generación llena de esperanza y optimismo.

Hijos míos, los problemas de este mundo no encontrarán solución a no ser que la piedra angular y la célula vital de la sociedad, que es la familia, encuentre su propia identidad. El matrimonio no debería ser confundido con diferentes formas de gente viviendo juntos incluso aunque tengan legalidad civil. Tenéis que saber que mi autoridad sobre vosotros es mayor que cualquier otra autoridad del mundo; no habría ninguna autoridad en este mundo si yo no se la hubiese dado, y esta tiene una gran responsabilidad del mal uso o del abuso de la autoridad que le ha sido conferida. Si ellos van en contra de mi diseño y conducen a la gente equivocadamente, llevarán ante mí una mayor culpa que ninguno otro.

Es la hora de corregir el pasado. Hijos míos, tenéis que trabajar duro para promover la identidad y derechos de la familia según una visión antropomórfica que sea coherente con los valores de la Biblia enseñados por la Iglesia. Quiero que seáis mis testigos en la vida en familia. La familia cristiana que vive en fe y obediencia filial a Dios, con una fidelidad mutua y que acepta generosamente a los niños, que vive en amor y preparada para perdonar todo, que cuida a los pobres y necesitados de su entorno se convierte en una Biblia viviente en la que todos pueden leer. Será un gran apostolado y ministerio el trabajar duro para el bien de las familias para eliminar la confusión actual. Cuando haya buenas familias en el mundo, habrá paz, satisfacción y prosperidad en la sociedad y en el mudo. Hijos míos, tened confianza y sed optimistas de que ningún mal puede durar mucho, sólo el bien puede prosperar eternamente y para siempre. Pondré fin a la confusión actual, a la anomalía y a el caos que rodea a la vida de familia de hoy. Confiad en mi y seguidme, Yo soy vuestro Creador y Redentor”.
Leed

Gen 1: 27- 28; 7: 1; 19: 15-22 
Ex 20: 13-14, 17 
Lev 18: 22-23; 20: 13 
Sal 127: 3 
Sir 25: 1 
Sab 12: 5-6 
Mal 2: 16 
Mt 5: 27-32; 19: 1-9 
Mc 10: 13-16 
Lc 2: 51-52 
Jn 19: 11 
Hech 1: 8; 16: 31 
Rom 1: 26-28; 13: 1 
I Cor 7: 1-11 
Ef 4: 22-24; 5: 21-33 
Col 3: 18-21 
I Ped 3: 1-7 
Judas 7 


Mensaje I – 1 de enero de 2009 – Año Nuevo Música

“CONTEMPLA DERRAMO MIS BENDICIONES EN ABUNDACIA SOBRE TI”

Así dice el Señor: “Yo que he creado el universo entero y que te he creado a ti a mi propia imagen y semejanza te doy un año nuevo para que vivas tu vida de  acuerdo al plan que Yo tengo para tí en mi corazón. Un plan para tu prosperidad dándote un futuro lleno de esperanza. Deseo que corrijas los errores de tu pasado y que aprendas a vivir tu vida de acuerdo a mi sabiduría y a mis caminos.  Yo conozco las luchas y los dolores que tuvísteis que soportar en el pasado pero tienes que creer y saber que yo cambiaré todo hacia el bien para todos aquellos que me aman y que me honran. Comienza el año nuevo con gratitud a Dios porque estás recibiendo oportunidades que muchos que murieron el año pasado no recibieron.

Cuando miro la tierra Yo veo solamente a pocos de vosotros que creen en mi, que me aman, que guardan mis mandamientos y me siguen. Verdaderamente me complacen todos aquellos que me siguen; los llevo de la mano y camino con ellos aún entre sus pruebas, dificultades, persecuciones y peligros en el mundo ya sea que provengan de otras personas o de su propia gente. Pero mi corazón está dolido por el aumento de los pecados especialmente por el aumento de los pecados cometidos por mi propio pueblo que ha sido llamado a ser santo a través de la preciosa sangre del cordero sin mancha, mi Hijo Cristo. La contaminación del pecado llega hasta los cielos y bloquea todas mis  bendiciones sobre vosotros y sobre la tierra así como la salida del sol y las gotas de agua, el rocío y las nieves, los vientos y el calor, el clima y las estaciones; por tanto la tierra gime y todo lo que vive sobre ella se desvanece, los animales en el campo, las aves en el cielo, los peces en el mar fallecen y el hombre paga por su culpabilidad.

Cuando se dió una situación similar en el pasado, condené a la tierra con un diluvio y destruí a todos los hombres, al ganado y a todo ser viviente pero excluí a Noé, el heraldo de  la justicia, y a toda su familia junto a todo lo que tenían; la tierra, la humanidad y todos los seres vivientes contiuraron viviendo a través de esta familia buena e hice lo mismo con las ciudades de Sodoma y Gomorra donde el pueblo vivía una vida sin Dios con todo tipo de inmoralidades especialmente con la homosexualidad. Los reduje a ceniza salvando a Lot y a su familia que vivían una vida justa aunque fueron oprimidos y perseguidos por la conducta licenciosa de un pueblo sin principios. Yo soy un Dios que muestra amor y compasión hasta la milésima generación sobre los hijos de aquellos que me aman y que guardan mis mandamientos. Al mismo tiempo soy un Dios de justicia y no hago ninguna concesón ni con el pecado ni con el mal y castigo a todos aquellos que permanecen en la terquedad de sus pecados.

Yo veo los muchos pecados de la humanidad sobre la tierra, la recesión financiera, el desempleo, la hambruna, enfermedades, terremotos, tormentas, sequías e inundaciones y otras calamidades; y con los mismos ojos veo el incremento del pecado, de la deslealtad, la negación de Dios, la apostasía, asesinatos en guerras y en el terrorismo, el asesinato de las criaturas inocentes en el vientre de sus madres en el aborto e inmoralidades de todo tipo, adulterio, divorcio, la explotación de los pobres, la opresión a los huérfanos, a las mujeres, a los extranjeros, a los refugiados, etc. Yo permito la presente crisis financiera para que no os confiéis de vuestra riqueza y de vuestro poder siguiéndo los deseos de vuestro corazón sino para que confiéis en mi, vuestro Padre, solamente yo os puedo salvar. Yo se que muchos han perdido su fe en mi y en mi Hijo, haciendo del dinero y del poder los ídolos de sus corazones. Yo veo a los líderes del mundo correteando para encontrar soluciones a los problemas del mundo de hoy en día, formando organizaciones y solidaridades pero ninguna de estas creaciones humanas tendrá éxito al menos que se vuelvan a mi y a mis caminos y les exhorten a sus pueblos a que hagan lo mismo. Mi querida gente, yo no creo que vayáis a ser condenados y destruidos pero quiero que seáis salvados, yo soy vuestro Padre que espera vuestro retorno con amor para que podáis vivir una vida feliz y próspera. Sí, yo os he creado y os he puesto sobre la tierra para que vivaís una vida en el paraíso.

Hijos míos, atesorando todos estos mensajes en los corazones comenzad este año nuevo con la decisión firme de vivir una vida nueva y de vivirla todos los días de acuerdo a mi voluntad. Debéis de saber que toda vuestra vida está compuesta de hoys, y no de ayeres o mañanas. No lloréis ni os lamentéis del pasado y no pongáis esperanzas vanas en el futuro. Mantened conmigo y con mi hijo Jesús, vuestro salvador y Señor, una relación personal a través de la oración y de una vida sacramental con la lectura de la palabra de Dios y con la caridad. Todos los días debéis  de ver mi rostro en el rostro de los pobres y en el de los necesitados entre quienes vivís. Cuida de tu familia, ama a tu esposo o esposa, cuida y dales disciplina a tus hijos, mantén a tus padres y a tus mayores; tienes que saber que yo creé a la humanidad en familias y que también los salvo en familias.

En este año que viene habrá muchos rumores e intentos de guerras pero los buenos esfuerzos de ciertos líderes quebrarán esos intentos y traerán la paz aunque muchos morirán por bombas y balas. Un éxito parcial vendrá contra la guerra contra el terrorismo, pero el éxito completo no será alcanzado hasta que sea detenida la discriminación y la explotación de los pobres y hasta que las naciones ricas y desarrolladas hagan un sincero esfuerzo para erradicar la pobreza.

Hijos míos, seguid con valor y optimismo, no desperdiciéis vuestro tiempo con conversaciones innecesarias de críticas y cotilleos y no gastéis dinero en viajes ni vacaciones innecesarios,  sino que usadlo para vuestra prosperidad y la de vuestro prójimo. Tomad todas vuestras decisiones de acuerdo con la sabiduría y el conocimiento del Espíritu Santo y permitid que vuestra vida sea guiada por el Espíritu Santo. Yo estoy siempre con vosotros dándoos mi gracia y mis bendiciones, regocijaros y ser felices.
Leed: 

Gen 1: 27; 6: 5-13; 7: 6-23; 8: 15-19; 19: 24-25
Ex 20: 6
Deut 28: 8
Sir 5: 1-10
Is 24: 5-6; 55: 8-9 
Jer 29: 11-13
Hos 4: 1-3
Mt 6: 25-34; 25: 14-30, 40 
Mc 4: 21-25; 10: 27; 12: 29-31
Lc 1: 49-55; 2: 80; 6: 37-38; 11: 9-13, 28; 12: 35-40
Jn 6: 54-56; 10: 27-29; 13: 34-35; 14: 15; 15: 10
Rom 8: 14, 28 
I Cor 1: 4-9; 3: 16-19; 5: 9-13 
II Cor 1: 3-4; 2: 14-15; 12: 9 
Gal 3: 13-17; 6: 1-10
Ef 5: 21-33; 6: 1-4, 18-19
Fil 1: 27-30; 3: 17-21; 4: 4-5
Col 3: 12-21; 4: 2-6
1Tes 4:3-8
Heb 11: 7
Sant 1: 19-26; 2: 14-17; 4: 13-17
I Ped 1: 18-19; 2: 11-12; 3: 1-7; 4: 7-11 
11 Ped 2:4-10
Jud 7 
I Jn 1: 1-4; 3: 11-18; 4: 7-21 


Ir a la página anterior